Los collares y adornos de trapillo lentamente se están poniendo a la moda en Chile. Los primeros accesorios de este tipo los trajeron turistas que los compraban como artesanía en Copacabana, Río de Janeiro. Joana Rocha vio esa tendencia y comenzó a interesarse en emprender. Y así fundo en noviembre de 2020 @camelia_tutti. Su oferta: collares de cuerdas, trapillos y cordones únicos e irrepetibles.
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Decisiones
Joana es de Brasil. Natal de una ciudad cercana a Sao Paulo. Durante su trabajo de sobrecargo en una conocida línea aérea internacional, mientras estaba esperando su nuevo vuelo conoció un chileno. Era el 2016. “Fue en un encuentro de brasileños en Santiago. Me enamoré y me quedé”, relata a Esfuerzo Pyme y Publimetro.
Sus primeros días en el país fueron como vendedora en una tienda de accesorios femeninos. “Me encanta atender público. Sociabilizar y también recomendar a la gente lo que creo que le viene bien o no”, continúa. El tiempo pasó, Joana volvió a volar en Chile, pero sólo en trayectos nacionales. “Y en ese intertanto nació mi hijita. Y como les pasa a muchas mujeres por no tener familiares, una red de apoyo o el dinero para una sala cuna, tuve que dejar de trabajar para cuidarla”, cuenta.
Fue en ese período cuando “comencé a tener ganas de hacer algo mío, de emprender”, dice. Deja claro que no se arrepiente de su decisión de crianza “en ningún caso, pero como yo trabajaba desde los 17 años, deseaba volver a hacerlo por un tema de independencia”.
Collares para emprender
En esa búsqueda llegó a estos collares hechos a mano y trapillo que se estaban convirtiendo en moda en su natal Brasil. “Las actrices en mi país comenzaron a usarlos. También se veían en las teleseries y además a mí me gustaban mucho, porque me encantan los accesorios grandes”, comenta.
– ¡Ahí se prendió la ampolleta de la emprendedora!
– Comencé a investigar de la técnica para elaborarlos. La estudié a través de internet. Estaba en ese proceso cuando llegó mi segundo hijo. Tampoco quería enviarlo a sala cuna y más encima se estableció la pandemia. Fue el escenario preciso para perfeccionarme tanto en la elaboración de los collares como en técnicas de ventas por internet.
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