La Dieta Mediterránea puede combatir la obesidad y la diabetes tipo 2

Si bien estas enfermedades son consideradas crónicas, lo cierto es que pueden mantenerse bajo control, incluso revertirse como el caso de la obesidad. Una experta sugiere un cambio de hábitos alimentarios y una dieta cargada de cereales, aceite de oliva, verduras y frutas.



 
La obesidad junto con la diabetes tipo 2, son cada día más frecuentes en nuestro país y en el mundo entero. Sin embargo, estas dos enfermedades tienen una muy buena respuesta a los cambios en los hábitos alimentarios. Si bien la diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica, es decir, no tiene cura, se puede llegar a tenerla bajo control, si se sigue el tratamiento farmacológico indicado por el médico tratante y si se aplican las indicaciones dietéticas adecuadas, explica Macarena Gullón, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello.
 
La obesidad es posible revertirla en su totalidad a través de una dieta mantenida durante un tiempo y posterior cambio de hábitos alimentarios. Pero existe un tipo de dieta que tiene muy buenos resultados tanto en el tratamiento como en la prevención de estas dos enfermedades, asegura la experta. Se trata de la Dieta Mediterránea, entre cuyas características se considera un elevado consumo de grasas monoinsaturadas, a través del aceite de oliva, el cual disminuye la probabilidad de enfermedad cardiovascular.
 
“Se recomienda, además, disminuir la frecuencia del consumo de carnes rojas y reemplazarlas por pescado, con esto se disminuye la ingesta de grasas saturadas que son las perjudiciales, disminuyendo así el colesterol y los triglicéridos presentes en la sangre. Estos factores casi siempre se encuentran elevados en individuos obesos o diabéticos, por lo que las medidas dietéticas mencionadas reducirían la probabilidad de infarto”, agrega.

Cereales y frutas
 
La Dieta Mediterránea recomienda también el consumo frecuente de legumbres y cereales integrales, tales como el arroz, fideos o pan integrales. “Estos alimentos tienen un bajo índice glicémico, que es la capacidad de un alimento de elevar el azúcar en la sangre (glicemia). Este es un punto importantísimo para un diabético que tiene que vigilar su glicemia para no transgredir los límites aceptables”, dice.
 
Otra característica de esta dieta es incluir un alto consumo de verduras y frutas. Estas son grandes aportadoras de fibra, que interfiere no tan sólo en el índice glicémico, sino también produce mayor saciedad, por lo que no es necesario comer porciones tan elevadas de comida para alcanzarla. Estos alimentos poseen un aporte importante en vitaminas que actúan como antioxidantes que son fundamentales en la prevención de la enfermedad coronaria.
Finalmente, la académica de la U. Andrés Bello subraya que nuestro país cuenta en abundancia con todos los alimentos incluidos en la Dieta Mediterránea. “Los chilenos no tenemos excusas para no aplicarla en nuestras vidas y enseñárselas a nuestros hijos, los cuales saldrán beneficiados en la prevención de estas dos frecuentes patologías como son la obesidad y la diabetes”, dice.
 

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