El vino: consumo, aportes y contraindicaciones

Conocer y entender los vinos y su mundo es cada vez más importante, tanto desde el punto de vista social como cultural. ¿Pero se sabe cuáles son sus propiedades, compuestos y real aporte nutricional?

Es evidente la importancia que tiene el vino en nuestra sociedad. No se trata de una moda puntual y pasajera sino de una cultura, ya que el vino está presente en momentos importantes de nuestras vidas como celebraciones, reuniones, actos sociales, negocios, etc. El vino que consumimos es la bebida resultante de la transformación del mosto obtenido de las uvas, después de un proceso de fermentaciones, trasiegos, decantados y filtrados.
El auge de la vitivinicultura en Chile, en tanto, fue a partir de la década de los noventa y se atribuye principalmente al aumento de las exportaciones. “Por la calidad del vino producido en nuestro país, se ha posesionado entre los mejores del mercado según las estadísticas de exportación a nivel mundial”, explica Claudia Rojas, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la U. Andrés Bello. Por otro lado el consumo de vino en el país desde del año 1991, ha ido aumentando en un 1.6 % anual, según datos del SAG.
 
Efecto antioxidante

“Se asume que el aumento en su consumo, también se debe a las propiedades que le son atribuidas a esta bebida, como el efecto antioxidante, antitrombótico y aumento en la concentración de colesterol HDL (colesterol “bueno). En su conjunto ayuda a prevenir las enfermedades coronarias y ciertos tipos de cáncer; esto siempre y cuando, se haga en forma moderada”, destaca la profesional.
Los antioxidantes provenientes del vino son ácidos fenólicos, cinámicos, derivados de tirosina, estilbenos ,flavonoides y los taninos de los vinos tintos, sustancia natural, astringente y amarga que proceden de la maceración de la piel de la uva, se le asignan propiedades de mejora cardiovascular. “Además estudios recientes han demostrado que el resveratrol puede ayudar a retrasar el envejecimiento y prevenir enfermedades como el Alzheimer. Por ello que se recomienda 120 ml diarios de vino tinto (una copa pequeña)”, dice Claudia Rojas.
La capacidad antioxidante del vino va a depender de su contenido en polifenoles, que provienen principalmente de la piel u hollejo de la uva y de las pepas. Pero también de los flavonoides donde destacan la quercetina y el resveratrol, que han sido protagonistas de muchos estudios en los cuales se ha comprobado su poder cardioprotector, antioxidante, anticancerígeno y antiinflamatorio.

Aporte nutricional
Por otro lado, su aporte nutricional no varía significativamente entre el vino tinto y blanco y cada 100 ml de vino contienen, por ejemplo, 84 calorías, 0,07 proteínas y 8mg de calcio. A esto se suma 5 mg de sodio y Vitamina B-6, 0,054, entre otros.
Según explica la académica de la UNAB, el patrón de consumo saludable es aquel que atiende a la cantidad (un vaso en mujeres y hasta dos en hombres de 150 ml), a la oportunidad y a la frecuencia del consumo. “El momento más oportuno para consumir vino es aquel en el cual no se requiera una posterior alerta máxima de los sentidos, por ejemplo, una actividad intelectual o física y menos conducir bajo los efectos del alcohol, reconocido como el principal causante de los accidentes de tránsito y atropellos”, dice.
Hay que considerar, además, complementa la nutricionista que la moderación en el consumo de bebidas alcohólicas se adquiere y se aprende en familia. “El entorno familiar es preciso para que los jóvenes tomen conciencia de los peligros a que están expuestos por el consumo excesivo de alcohol”, concluye la experta.
 

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