Casas

Odio a los furiosos

Por Diego J. Pedraza Plaza / Arquitecto PUC /Socio BGreen Chile S.A. / info@bgreen.cl / www.b-green.cl

Hace ya varios años que veo con estupor como la sana (y fundamental) convivencia urbana santiaguina entre peatones, motoqueros, ciclistas y automovilistas circula por una ruta de odiosidades in crescendo, que no hace sino aportar al estado de estrés generalizado en que se encuentra nuestra capital.

Como el tema me hace ruido hace rato, me sumergí en las redes buscando grupos organizados que actúen en representación de estos mundos desencontrados para informarme de sus posturas al respecto y, oh! sorpresa: las 3 primeras que encuentro: automovilistas FURIOSOS, peatones FURIOSOS y ciclistas FURIOSOS (todos en Facebook).

Una sensación de agobio me inundó por varios minutos: los resultados de mi búsqueda no hacen sino confirmar lo que hace un tiempo ya sólo intuía como causa del problema: la intolerancia (ignorancia en el fondo) y, sobre todo, ese gusto venenoso de juntarse para odiar a los “otros”. Así no sólo no se resuelve el problema, sino que se frena el sano debate que debiera estar desarrollándose, base social de cualquier política que queramos construir al respecto y que ya luego los constitucionalistas transformarán en nuevas leyes y normas asociadas (que consideren por supuesto multas, castigos y las penas del infierno para los que no las cumplan) que promuevan una convivencia sana entre caminantes, autos y amantes de las 2 ruedas.

El espacio público urbano ha sido siempre tierra fértil para aproximaciones teóricas desde la arquitectura y las ciencias sociales generando múltiples lecturas socio-territoriales y político-culturales, pero en la realidad cotidiana es limitado en su variedad y tipologías y si lo acotamos a espacios públicos en los cuales pueden circular peatones y medios de transporte tenemos, por sobre todo, calles y veredas. Entonces la pregunta se simplifica: ¿cómo repartimos una torta de 2 pedazos entre 4?

A mi entender hay un acuerdo tácito que aún no se rompe: los autos no andan por las veredas y los peatones no caminan por las calles, claro como el agua, ¿no?, por lo tanto, la conclusión es obvia: el conflicto lo generan los que circulan en 2 ruedas: bicicletas y motos. Y claro, haciendo memoria rápida: las motos circulando siempre entre las filas de autos a distancias límites, rosando espejos y en un evidente y constante estado de peligro de muerte (si vas arriba de auto, sabes que puedes perder el espejo, pero con la misma claridad sabes que ese espejo al motorista le puede costar la vida); motociclistas (sobre todo repartidores) circulando por veredas en búsqueda del lugar de despacho; ciclistas circulando por veredas angostas atareadas de caminantes… y tocando bocina para que uno se corra!; ciclista por la pista izquierda (los que se creen “rápidos” porque van en pisteras y ciclista por la pista derecha (los más vintage) y, por sobre todo, ciclistas por todos lados con audífonos escuchando música! eliminando la capacidad auditiva, que sé, después de 20 años arriba de mi cleta, que es FUNDAMENTAL para un ciclista.

Esto me hace pensar que el problema entre los vehículos de 2 ruedas y los autos y peatones es de carácter territorial y frente a esto hay 2 posturas básicas: 1.- Ordenamiento militar: implica dividir el espacio público (a macro y/o micro escala) con pistas demarcadas y con prohibición de cruce alguno (ej.: Amsterdam); 2.- Libertad de circulación con normas básicas de comportamiento, como por ejemplo: las bicicletas andan por la pista derecha de las calles o ciclovías cuando las hay (no las 2) y no por las veredas, las motos circulan como si fueran autos por el centro de las pistas y los peatones facilitan el paso de autos, motos y bicicletas cuando se da una de las miles de excepciones a lo estipulado en el acuerdo (ej.: Barcelona).

¿Cuál prefiere usted? A mí me gusta la segunda porque bastaría con firmar un acuerdo entre furiosos para que dejen de estarlo, en presencia de un representante del Estado que lo avale y un educador que construya un programa al respecto… siempre estamos al debe en educación y este ámbito de la cultura cívica no es la excepción.

 

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