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Para muchos el consumo de energía térmica en los meses de invierno se convierte en un verdadero sufrimiento, ya que las cuentas de energía (ya sea electricidad, gas, parafina o petróleo) se disparan. Es por esto que conviene fijarse en algunos atributos que tienen o pueden tener las viviendas para hacerlas más eficientes energéticamente y, a la vez, saber administrarlos para sacar el máximo provecho.
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Según el último estudio realizado por GfK Consumer Choices, la calefacción eléctrica ha tenido un aumento considerable en las preferencias de los chilenos; de hecho, el 72% del total de los equipos vendidos durante el período invernal 2015 fueron eléctricos, un 18% de crecimiento respecto del 2014, aumento que no sorprende si consideramos que se trata de un sistema no contaminante al alcance de la mayoría.
Conscientes de las necesidades de la población, el Ministerio de Medio Ambiente desarrolló la guía Calefacción Sustentable (calefaccionsustentable.cl), donde se entrega información sobre los mejores sistemas de calefacción, su costo, gasto y emisiones. Dentro de las principales conclusiones está que, si se calculan las emisiones de material particulado, una chimenea contamina 6.600 veces más que un calefactor con combustibles limpios. Por lo mismo, para una casa de cuatro habitaciones, recomiendan calefactores eléctricos de alta potencia (5kw), que gastan menos energía, y estufas a gas licuado o parafina de tiro forzado (con evacuación de gases al exterior).
A modo de ejemplo, éstas son algunas consideraciones a tener en cuenta para buscar una vivienda nueva que cumpla con parámetros eficientes, o bien renovar una antigua:
1-. Arquitectura y orientación. El sol es una fuente de energía térmica gratuita que hay que tratar de aprovechar. Por ello la arquitectura en función de la ubicación y orientación es un elemento de gran ayuda para facilitar el ahorro de energía. Aún en días fríos, la radiación solar directa y reflejada –incluso en situaciones de radiación difusa– gracias a una adecuada arquitectura, puede lograr una ganancia de energía térmica significativa. En este sentido, una medida básica para mantener el calor interior es –tanto en casas como departamentos– incorporar blackout a las cortinas y generar una rutina de abrirlas para que entre el sol de invierno a todas sus horas, y cerrarlas cuando se esconda; así se guarda el calor que generado y no se escapa por las ventanas. Una acción simple pero totalmente eficiente.
2-.Aislamiento. El sistema de aislamiento térmico de la envolvente de muros, ventanas, puertas, cubierta y pisos puede generar ahorros importantes que ayudan al confort térmico con poco gasto de energía. Estos sistemas de aislamiento térmico permiten conservar el calor de la calefacción y reducir significativamente el consumo de energía, aún cuando no se cuente con una buena orientación o aporte de radiación solar.
3-. Cerramientos. La solución de puertas y ventanas juegan un rol significativo en el consumo de energía térmica, donde lo ideal es contar con ventanas termopaneles (o por lo menos doble vidrio). Es importante la hermeticidad del cierre que se logre con estos elementos, de modo de reducir las renovaciones no controladas de aire y la pérdida de energía asociada a ello. En este aspecto es posible lograr mejoras en la hermeticidad de las puertas mediante la instalación de burletes autoadhesivos que se consiguen fácilmente en el comercio.
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4-. Ventilación. Las buenas prácticas de ventilación son necesarias para renovar el aire, además de reducir la concentración de humedad y los riesgos de condensación asociados. El nivel de hermeticidad de una vivienda tiene que ver con la solución constructiva y con el cuidado que se ponga en el remate como sellos, revoques, burletes, etcétera. Las buenas prácticas debieran considerar que las principales ventilaciones se efectúen durante los horarios más benignos; sin embargo, hay que tener presente que existen sistemas automáticos de renovación de aire con recuperación de energía térmica, es decir, se extrae el aire húmedo y viciado pero se recupera su energía térmica la que se le transfiere al aire fresco y seco que se inyecta.
5-. Calefacción. En las cuentas de energía, los sistemas de calefacción y su correcta administración juegan un rol significativo. Hay una gran variedad de sistemas de calefacción, y cada uno de ellos requiere una administración adhoc para sacarle el máximo partido. Así, por ejemplo, en un sistema de calefacción sobre la base de agua caliente por losa, es conveniente probar regulando el aquastato (temperatura del agua) a baja temperatura (45°C), con lo que la vivienda se demorará más en llegar a una temperatura de confort. En efecto, si se desea una temperatura ambiente de 20°C (termostato), se puede lograr con temperatura del agua de calefacción a 45°C (aquastato) ó a 65°C; Obviamente con el aquastato a 45°C se demorará más en lograr los 20°C de temperatura ambiente, pero una vez que el sistema esté en régimen, el consumo de energía será menor. Lo señalado puede variar de caso a caso, por lo que es recomendable hacer pruebas.
6-. Balanceo del sistema de calefacción. Junto con la regulación buscando la óptima temperatura del agua (aquastato), es conveniente balancear el sistema de calefacción regulando los caudales de cada circuito. Esta regulación hoy en día se ha tornado mucho más fácil mediante la incorporación de medidores de flujo que se instalan en cada uno de los circuitos; son fáciles de operar y muy didácticos en su lectura, permitiendo ajustar el flujo en recintos con mejor orientación. Si hay habitaciones que no se usan es aconsejable mantener la puerta cerrada y cortar el flujo.
7-. Energía térmica distrital. Los sistemas de calefacción más eficientes son los denominados distritales, donde la energía térmica se genera en forma industrial en una central distrital de alta eficiencia y se distribuye a cada vivienda mediante una red distrital de fluido térmico altamente aislada. Cada vivienda extrae de la red distrital la energía que requiere para su calefacción y también para el agua caliente sanitaria mediante intercambiadores de calor. Esto es lo que vemos generalmente en los edificios de última generación, con ahorros que pueden superar el 60% respecto de un sistema tradicional individual. Esta tecnología incorpora medidores de energía térmica que permiten que cada residente pague la energía térmica que usa, a diferencia de los sistemas tradicionales que existen en edificios donde la calefacción la cobran por litros de agua caliente, independiente de la temperatura que la recibe y la devuelve el residente. “Esta innovación es la que ofrecemos, por ejemplo, en nuestro proyecto Cumbres del Cóndor”, detalla Adelchi Colombo, gerente de Investigación, Desarrollo, Innovación e Implementación de Inmobiliaria Manquehue.