Se suele pensar que en los países del “Primer Mundo” hay más cabida para la tolerancia y diversidad. Que cualquiera que luzca como quiere verse y como quiera expresarse, suele ser aceptado. Pero no. Menos si una palabra que causa tantos tabús, “gorda”, es motivo para insultar y discriminar.
Porque también en sociedades supuestamente “abiertas”, las presiones son tan grandes como en una comunidad permeada por ideales de hace siglos o donde hay un exacerbado culto a la belleza. Discriminación a rajatabla, pura y dura. Y esto lo tuvo que vivir la pobre Bobbi Jo Goldsmith, quien por solo tener curvas, fue considerada “demasiado gorda” para un bar.
Ahí iba a celebrar su cumpleaños.
¿Cómo la apartaron?
Estaba esperando afuera con sus amigas. Entonces las apartaron de la fila y el staff del club simplemente les dijo que se fueran. “Estaba totalmente avergonzada”, le confesó la muchacha al tabloide británico “Mirror”. “Simplemente nos miraron y nos dijeron que éramos demasiado grandes”. Y quien hizo eso fue una mujer, que según describe ella, era “francesa y muy alta y delgada”.
Eso, obviamente le arruinó el cumpleaños. “No me afectó tanto, estoy bien. Pero esto sí puede afectar a muchas chicas. No puedo creer que todavía esté pasando en 2016, es horrible”, expresó.
Su madre, Deborah Kerr, posteó indignada en Facebook todo lo que le había pasado. El club Libertine fue el que le hizo tal desplante. “Ella ya había reservado y simplemente le decían que no lucía bien como para estar en su establecimiento. La discriminación no debe ser tolerada. Ninguna chica hoy tiene que dejarse amedrentar”, escribió la señora.
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El post, por supuesto, se hizo viral.
Lo peor, es que la joven es porrista y es solo talla 10. El club solo se defendió diciendo que ellos no discriminan y que esa noche tenían 500 personas. También, que dejaron ir a “119 clientes potenciales”.
“Nos basamos en la gente que reserva. Los miembros y los invitados van primero, luego del equipo de PR y la gente de las compañías promocionales. Tenemos un grupo diverso e inclusivo. Jamás rechazaríamos a alguien por su apariencia”
Lo irónico es que Bobbi sí había reservado mesa.