En este caso la protagonista es la ciudad de Arauco –en mapudungún “agua gredosa”– que junto a las comunas de Cañete, Contulmo, Curanilahue, Lebu, Los Álamos y Tirúa conforman la Provincia de Arauco, en la Octava Región del Bío Bío. Allí, una de las consecuencias del terremoto y maremoto fue la destrucción de la Biblioteca Municipal Luis Aguirre Mercado y el teatro Luis Jury Jury, hitos importantes para el desarrollo cultural zonal.
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Inaugurado finalmente hace 3 meses, la imagen del Centro Cultural de Arauco (cuyo nombre “oficial” es Biblioteca Pública de Arauco con Salas de Extensión Cultural) sorprende a los habitantes y a quienes visitan la comuna. Además del diseño –que incorpora aspectos de eficiencia energética y tecnología de punta en 1.400 metros cuadrados–, destaca por el alto estándar de su implementación e interiorismo.
Los responsables de este edificio que integra hormigón, metal y mucha madera es la oficina de arquitectos Elton+Léniz, mientras que el acondicionamiento interior lleva la firma de los interioristas Hugo Grisanti y Kana Cussen, cuya oficina Grisanti + Cussen es la responsable, por ejemplo, de todas las Biblioteca Viva ubicadas al interior de los Mall Plaza a lo largo del país. “Los principales espacios que intervinimos fueron la biblioteca, el foyer del teatro, las salas multiuso y la plaza central. Se trabajó con las maderas de la zona y la paleta de colores del lugar, el verde principalmente, privilegiando la vista hacia el Cerro Colo Colo. La idea central de la biblioteca es que fuera un espacio cálido, acogedor, sin ese concepto de rigidez típico. Hay zonas tipo lounge, mesones de trabajo y salas de estudio. Para los niños hay un pequeño anfiteatro que puede albergar instancias como cuentacuentos y otras actividades. El mobiliario de la plaza es a prueba de lluvia para que funcione durante todo el año, mientras que el foyer del teatro tiene una estética mas dramática, en tonos rojos, sensación que se ve aumentada con el diseño de iluminación Katerina Jofré”, indica Hugo Grisanti.
Ejemplo de alianza pública-privada, fue financiado gracias al patrocinio de la Ley de Donaciones Culturales por la empresa Arauco en conjunto con un grupo de clientes extranjeros de la compañía, además del municipio local (el terreno) y la Fundación La Fuente, que gestionó su desarrollo. Claudio Aravena, gerente de desarrollo de la Fundación, señala que “este proyecto constituye un hito para nuestra organización, no sólo por la envergadura económica, sino que su gestión, con la participación ciudadana y la acción conjunta entre una empresa y un municipio, modelo que resulta beneficioso para una provincia que presenta altos índices de pobreza. Y también representa un cambio en la mirada en las relaciones entre una gran empresa y la comuna en donde se inserta”.
En su construcción se invirtieron cerca de 3.500 millones de pesos y tiene, entre otros espacios, un teatro con butacas retráctiles para 250 personas, una biblioteca completamente equipada, tres salas multiuso y una cafetería. Al teatro, por ejemplo, lo acoge una caja hermética al fondo del terreno, mientras que la biblioteca tiene forma de L y está sobre pilares, generando la explanada o plaza pública bajo ella.
Mauricio Léniz, arquitecto de Elton+Léniz, destaca que desde el punto de vista del diseño de arquitectura, el Centro Cultural de Arauco se presenta a la comunidad como un espacio urbano del siglo XXI. “Su estética es muy interesante, muy contemporánea, pero al mismo tiempo bastante urbana, es decir, está inserto en el tejido de la ciudad. El edificio es parte del espacio público, por eso su centro es, como si fuese una plaza, pero techada. Puedes cruzarlo caminando si no quieres entrar”, comenta.
La ciudad de Arauco se encuentra casi al mismo nivel del mar, por lo que uno de los requerimientos fue que el primer nivel fuera de hormigón. El segundo, por el contrario, es casi totalmente vidriado, armando la esquina. En su interior se colocaron celosías de Madera Laminada Hilam, las cuales quedaron direccionadas hacia el Cerro Colo Colo, simbólicamente importante para la comunidad mapuche local. Según Léniz “en vez de desarrollar la piel de madera por fuera, la pusimos por dentro, para protegerla y que siempre tuviera la orientación que nosotros queríamos”.
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La madera también está presente en la celosía que da a la circulación del segundo piso, hacia el patio interior. En ella se utilizaron escuadrías tradicionales de maderas. Y la tercera aplicación fue la techumbre del patio interior, donde los arquitectos diseñaron una estructura de madera laminada que sigue las geometrías del resto del edificio y que permitió armar un techo translúcido.
En la primera planta, la madera se utilizó en dos oportunidades: como revestimiento interno del teatro, y en aplicaciones que en el exterior colaboran con la acústica del recinto.