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La discusión por el equilibrio entre la intervención del hombre y la naturaleza es una constante en la arquitectura de hoy, y lentamente las inmobiliarias incorporan criterios de manejo paisajístico sustentable. A partir del manejo de la escala y de una estrategia de emplazamiento, este hotel –construido hace 66 años– es ejemplo de prudencia y sensibilidad.
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Sobre un alto promontorio rocoso que domina todo el lago, entre jardines, terrazas, rocas volcánicas y montes, está el Hotel Antumalal, cuya arquitectura moderna y vibrante “habla” armoniosamente con el entorno. El proyecto empezó en 1948, y fue construído en 1950 sobre la base de hormigón armado, carpintería de acero, mamposterías de roca volcánica, madera de araucaria, cristal y hierro en estilo Bauhaus, con un diseño de líneas simples y espacios que se integran al paisaje.
Son 2.000 mts2 construídos en 4 hectáreas de un terreno calificado como agreste, rocoso, verde e inhóspito al borde del lago Villarrica, en las cercanías del centro de Pucón. Fue concebido por su dueño, Guillermo Pollack, en conjunto con el arquitecto y Premio Nacional de Arquitectura, Jorge Elton, y la estrecha colaboración de Miguel Eyquem. En cinco años transformaron exitosamente el espacio en un edificio magnífico con jardines que desde su inauguración y hasta el día de hoy impresionan a sus visitantes.
“El proyecto del hotel comenzó con la búsqueda de un arquitecto que supiera plantearse ante el borde del agua y ante la naturaleza, sin imponer la arquitectura sino que integrándola a ellos. El roble que atraviesa la losa de la terraza del comedor es un ejemplo. En esos tiempos, mi padre había comenzado la construcción de algunas casas en la costa, y el visionario Guillermo Pollak vio en él al profesional que necesitaba” –escribió Federico Elton en ARQ–. “Se pensó un hotel de poca capacidad en comparación con los grandes edificios que se construían en la época; se diseñó cada detalle, desde el mobiliario hasta las alfombras y cubrecamas, asimilando el arte del sur de Chile y sus tejidos, novedad que en esos tiempos los arquitectos no se planteaban”, agregó.
Las habitaciones principales se extienden sobre una ladera desafiante con ventanales panorámicos al lago y, como detenidos en el tiempo, los muebles característicos de los años 50 mezclan maderas nativas, hierro y cordeles, algunos originales y otros réplicas exactamente iguales.
Recientes construcciones, como la piscina y spa, se han esforzado por mantener fiel a la arquitectura original, usando madera, roca y hormigón para integrarse a los alrededores.
Historia
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En 1938 llegó a Chile la pareja checa formada por Guillermo y Catalina Pollak, quienes se enamoraron de la belleza de Pucón. La aventura hotelera partió dirigiendo el pequeño Hotel Playa, y la concesión del refugio del Volcán Villarrica. Lamentablemente el hotel se quemó y la erupción del Villarrica de 1949 destruyó el refugio. Pero ya habían comprado el terreno de 4 hectáreas, el cual debieron transformar de un sitio eriazo de escaso valor para la gente local –ya que faltaba vegetación de pastoreo– en una impresionante ladera repleta de jardines, miradores, senderos e impresionante vegetación.
El hotel comenzó con un salón de té a orillas del lago donde Catalina y su madre, Davita, encantaban a la clientela con recetas tradiciones de su lejana Praga. Lo de Antumalal, “corral del sol”, surgió de tanto contemplar las puestas de sol que diariamente asombraban a los turistas que llegaban en bote a degustar las cada vez más famosas tortas y kuchenes, incluído una vez el Presidente de la República de la época, Gabriel González Videla. En aquella oportunidad González Videla escuchó una petición singular de parte de Guillermo Pollack: facilitar un préstamo para iniciar la construcción de un hotel. Así nació el Antumalal.
Conforme los años iban pasando, su reputación iba creciendo y se convirtió en uno de los mejores destinos hoteleros en Chile. A lo largo de los años se han hospedado importantes huéspedes, como la Reina Isabel de Inglaterra, Neil Armstrong, James Stewart, Barry Goldwater y Emma Thompson.
Fue concebido por su dueño, Guillermo Pollack, en conjunto con el arquitecto y Premio Nacional de Arquitectura, Jorge Elton.
Las habitaciones principales se extienden sobre una ladera desafiante con ventanales panorámicos al lago.