En 1977 una potente señal proveniente del espacio sorprendió al astrónomo de la universidad Estatal de Ohio, Jerry Ehman, al ser la más potente captada por el hombre hasta esa fecha.
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Tal fue la sorpresa por el hallazgo que el científico escribió en un papel la palabra “Wow!” la que finalmente le dio su nombre al fenómeno que incluso llegó a ser considerada como una prueba de vida extraterrestre.
Sin embargo, casi cuarenta años después el astrónomo Antoni Paris publicó en la revista de la Washington Academy of Sciences, los resultados de la investigación, con los que descarta que la fuente de emisión de la señal haya sido de algún organismo espacial.
Paris, quien en 2016 presentó su teoría respecto del origen de la señal “Wow!”, detalló que lo detectado por Ehman tendría más bien origen en la interacción de dos cometas.
Según la investigación de Paris, los cometas 266P/Christiansen y P/2008Y2(Gibbs), que están rodeados por enormes nubes de hidrógeno, se ubicaron en el mismo punto de donde fue emitida la señal de Ehman, y produjeron un pulso similar.
El estudio, además de descartar la teoría previa, abre además la posibilidad de determinar la naturaleza de otras señales que se capten en el futuro.