El Atolón Bikini es un lugar deshabitado de unos seis kilómetros cuadrados de superficie. Forma parte de las Islas Marshall y ganó notoriedad por haber sido uno de los territorios de prueba de bombas de hidrógeno y atómicas entre 1946 y 1958.
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Por eso no es extraño que científicos estén dedicados a investigar los efectos que la radiación tuvo en la zona, especialmente tras el reporte de la presencia de tiburones mutantes y cambios en la fauna marina.
Según el análisis realizado por académicos de la Universidad de Stanford, el que será difundido a través de un programa de la cadena inglesa PBS, en el lugar se han encontrado corales del tamaño de automóviles y cangrejos que se alimentan de agua subterránea radioactiva.
El estudio se centró en el buceo de un cráter de bomba de hidrógeno y la investigación de los informes de tiburones mutantes que han perdido su segunda aleta dorsal.
Steve Palumbi, científico que participa en el análisis detalló que la flora y fauna marina en la zona se ha vuelto “extremadamente resistente”, especialmente en las cercanías de Micronesia, isla que se ubica a medio camino de Hawai y Australia.
El estudio podría ayudar a desarrollar análisis respecto de enfermedades que afectan a los humanos, a raíz de la comprensión como los corales han logrado poblar zonas con radiación sin haber registrado cambios en su ADN.