No es Prison Break ni muchos menos y es muy difícil que en esta historia se encuentre con algún Michael Scofield.
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Sin embargo, el ingenio de doce peligrosos reos que escaparon de una cárcel del condado de Walker en Alabama, EEUU, es digna de la mejor serie o película hollywoodense.
Hace meses venían tramando el engaño y esperaron el momento preciso y este llegó el pasado domingo, cuando un guardia novato quedó a cargo de las puertas de la penitenciaría y todo se dio para perpetrar la jugada que los sacaría de la cárcel.
A la hora del desayuno, varios reos se quedaron sin comer su tradicional sándwich de mantequilla de maní y se guardaron la pasta entre sus ropas.
Con ella, “modificaron” los números de las puertas y le pidieron al novato carcelero que las abriera. Desde la sala de control, el guardia las abrió, pero estas no “funcionaban”, mientras un grupo seguía pidiendo a gritos que las abriera para poder entrar a sus celdas.
Lo que no sabía es que que la puerta que estaba activando era la de salida a un patio exterior, donde los 12 presos no se demoraron más de 10 minutos en lograr escapar, arrojando frazadas sobre la cerca de alambre para lograr la libertad.
El Sheriff James Underwood defendió la labor de los guardias y sólo aclaro que se “cometió un error”.
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Además, según explica ABC News, el Sheriff dejó en claro, con los a pesar del insólito método, los presos seguirán recibiendo mantequilla de maní en las comidas.
Hasta el momento, 11 de los 12 reos que se fugaron han sido recapturados y sólo Brady Andrew Kilpatrick sigue en libertad.
