Dicen que la muerte de un hijo es uno de los peores dolores que se pueden sentir en la vida, pero lo que le pasó a una madre en Pittsburgh debe haber sido aún peor.
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El drama de Jennifer Dailey, quien perdió a su hija en 2015, revivió tras enterarse que las cenizas que ella atesoraba no pertenecían a Jerrica Sky, su pequeña, sino a un animal.
Las cenizas de la pequeña permanecían en una caja en un lugar especial de su casa, pero la madre nunca se atrevió a mirar en su interior, hasta que decidieron que era tiempo de esparcirlas en un lugar significativo, como una forma de ayudar a la madre a superar su dolor.
“Finalmente me puse a pensar en su urna y mirar sus cenizas y allí había una placa de metal y la leí y en ella decía “Butler” crematorio de mascotas y ahí supe algo estaba mal», dijo la mujer al canal 4 de noticias de Pittsburgh.
La madre llamó a la funeraria donde le confirmaron lo peor. “Me dijeron que se había cometido un error y me dieron la mascota de alguien y a ellos se les dio mi hija. Se convirtió en lo peor que podría pasarme en mi vida”.
Luego de la denuncia la funeraria revisó los registros y logró encontrar a la familia que había recibido las cenizas se su hija.
Tras el cambio en las cenizas la madre afirmó que “todo fue muy humillante. Tantas veces como me senté y lloré y sostuve esa urna y lloré, sufriendo por mi hija y era el perro de alguien”.
La familia de la niña aún no se siente tranquila y esperan averiguar si es posible realizar una prueba de ADN para saber si esta vez son los restos de su hija. Tampoco descartan realizar una acción legal contra la funeraria.