Todo comenzó cuando una cuadrilla de trabajadores rusos encontró un teléfono perdido en la calle y uno de ellos decidió mirar las fotos para ver si lograba detectar de quien podría ser. El operario nunca pensó que lo que ahí encontró iba a abrir una trama de muerte y crueles asesinatos protagonizados por Dimitri y Natalia Baksheyev.
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En el aparato, un teléfono Samsung, habían fotografías y videos de cuerpos descuartizados y restos humanos. Por eso cuando Dimitri, paseando a un perro, preguntó si habían visto su teléfono a los trabajadores, el hombre decidió guardarlo y entregarlo a la policía.
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Con esa información, la policía pudo conocer el nombre del macabro autor de las fotografías, pues en Rusia no se puede comprar una tarjeta SIM sin presentar el pasaporte, y detenerlo junto a su esposa, quienes confesaron ser los autores de la muerte de al menos 30 personas desde 1999.
Desde ahí se conoció que guardaban restos de personas congelados y en conserva para consumirlos “en tiempos difíciles”. Que habían decorado una cabeza humana como plato fuerte en una cena navideña y lo último que habían grabado totorales de cocina usando carne humana, los que habrían incluso subido a Youtube.
La mujer incluso habría cocinado pasteles de carne con los restos de sus víctimas, para venderlos en un restaurante local.
De acuerdo con los últimos antecedentes la pareja es “mentalmente saludable” y están claros que son responsables de cada una de las macabras accione que cometieron.