Los brasileños asistieron horrorizados este jueves a la tragedia ocurrida en una guardería de Minas Gerais (sudeste), después de que uno de los vigilantes rociara con alcohol a niños y prendiera fuego a parte del centro, dejando seis menores y una profesora muertos además de decenas de heridos.
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El balance inicial de cuatro alumnos fallecidos aumentó en la noche con el deceso de dos pequeños que se encontraban muy graves, informaron varios medios locales citando a los bomberos.
El episodio, repudiado con dureza por el presidente Michel Temer, se desató pasadas las 09H00 locales (12H00 GMT) en la guardería ‘Gente Inocente’ de Janaúba, una localidad de 70.000 habitantes a unos 600 km al norte de Belo Horizonte.
«Esta mañana, cuatro niños y una profesora murieron quemados y otras personas quedaron heridas cuando un vigilante de la guardería roció con alcohol a las víctimas, su propio cuerpo y prendió el fuego», informó la fiscalía de Minas Gerais en un escueto comunicado.
El autor del crimen, el vigilante Damião Soares dos Santos, de 50 años, falleció poco después en el hospital donde ingresó con quemaduras en todo el cuerpo.
Hay una decena de heridos graves aún hospitalizados.
Desespero y shock
Al enterarse de la noticia, los padres de esta guardería ubicada en un barrio humilde de Janaúba acudieron desesperados al centro para saber cómo estaban sus hijos.
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Se encontraron con una sala carbonizada y algunos no podían creer que sus pequeños hubieran fallecido, como la madre de Juan Miguel Soares, de 4 años.
«Estaba pensando en cambiarlo de escuela, porque nos íbamos a mudar de barrio. Hoy lo desperté pronto para dejarlo en la guardería y después ya lo vi muerto en el hospital», decía entre lágrimas Jane Kelly da Silva Soares a Globonews.
Nelson de Jesus Silva, padre de Ana Clara Ferreira, también de 4 años, no conseguía asimilar la noticia. «Como la guardería está aquí cerca de casa, escuchamos el ruido y corrimos para allá (…) Mi hija era muy especial, inteligente. Era muy buena, mi hijita», relató al mismo canal.
El alcalde de Janaúba, Carlos Isaildon Mendes, dijo que la tragedia pudo ser incluso más mortífera.
«Podría haber sido algo peor, porque en la sala de al lado estaba el cuarto de bebés y evacuar los niños de ahí hubiera sido mucho más difícil. Donde él (guardia) atacó, las víctimas son un poco más grandes y muchas consiguieron escapar», dijo.
Problemas psicóticos
El presidente Temer expresó su pesar por el caso en medio de la conmoción nacional. «Lamento intensamente esta tragedia con los niños en Janaúba. Quiero expresar mi solidaridad con las familias. Yo, que soy padre, imagino que esta debe ser una pérdida dolorosísima», dijo el mandatario en su cuenta en Twitter.
«Esperemos que estas cosas no se repitan en Brasil», manifestó.
Las autoridades investigan el caso y dijeron que el vigilante tenía problemas mentales.
«Es una tragedia cometida por una persona perturbada, un enfermo. Ya presentaba problemas mentales desde 2014», dijo el delegado de la Policía Civil, Renato Nunes, al diario Hoje em Dia.
Agentes del cuerpo policial fueron a la casa del guardia y comprobaron que tenía «bastantes galones de alcohol» y, aparentemente, había dicho a familiares que esta semana, coincidiendo con el aniversario de la muerte de su padre, daría un «regalo» a la familia y él fallecería.
El guardia trabajaba en la guardería desde hace al menos ocho años en el turno de la noche, sin estar en contacto con los menores.
La alcaldía de Janaúba decretó siete días de luto por el episodio.