Considerando que en Chile existen 1,7 millones de usuarios en Twitter, 10 a 15 millones personas están activas mensualmente en Facebook, 4,8 millones mantiene una cuenta de Instagram y un estudio revela que el 81% de los internautas chilenos usa YouTube, sin dudas que las estrategias de marketing y comunicación de las empresas está migrando hacia estas plataformas que reunen a 11 millones de personas.
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En este contexto surgen los influenciadores, personas o personajes que van desde rostros de televisión o del deporte, hasta personas comunes y corrientes que comparten un factor en común: la cercanía y el impacto que generan en sus seguidores los mensajes, fotos o videos que suben a sus redes.
“Como expertos en Influencer Marketing, vemos que esta tendencia entrega un mejor retorno a las empresas que trabajan con estos rostros digitales al generar una conversación orgánica con su audiencia. Estamos enfrentados a un consumidor cada vez más informado y exigente, quiénes ya no creen en promesas basadas en la tradicional publicidad, sino que buscan identificarse con los gustos y emociones que se transmiten a través de las redes, es decir, buscan autenticidad”, destaca Álvaro Sepúlveda, fundador de la firma Power Influencer.
Esta tendencia ha cobrado gran fuerza en Chile en los últimos dos años, basando su origen en Estados Unidos con la reconocida celebridad Kim Kardashian. “En nuestro país contamos con importantes rostros altamente demandados por las empresas para ser embajadores de sus marcas, pero aquí, lo fundamental, va más allá de lo económico, implica que el influenciador necesita creer en los valores que representará antes de comprometerse”, agrega Sepúlveda.
¿Qué es un influenciador? Se trata de personas que generan información de productos y/o servicios, gracias a sus redes sociales de cualquier tema de actualidad. Regularmente se especializan o hablan de un tema o categoría en específico y, por lo general, tienden a interactuar y participar con otros usuarios compartiendo sus opiniones, pensamientos, ideas o reflexiones. Es un creyente de los beneficios de la marca y no sólo un representante remunerado.
Sepúlveda menciona que “un factor resaltante de los influenciadores es que su deseo primario es llevar a su marca adelante, están convencidos que es la mejor opción en el mercado y por eso la recomiendan. Tienen seguidores, credibilidad y el convencimiento que lo que hacen es correcto. Por eso los influenciadores no se reclutan sino se enamoran”.
El mercado ciertamente ha avanzado muy rápido desde el 2015. Los equipos de Marketing (Marcas/agencias) están invirtiendo mucho en Influencer Marketing con acciones en Instagram y YouTube. Para concluir, Sepúlveda destaca que, a la hora de seleccionar un influenciador, ya no es relevante el número de seguidores que este tenga, sino que cobra relevancia el alcance de sus publicaciones.
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Aunque algunos influencers tienen millones de seguidores y ganan millones de pesos por auspiciar un producto, podrían no ser quizás la mejor opción para todas las empresas.
Por un lado, muchas marcas no tienen el presupuesto para pagar a un Influencer del nivel de Kardashian o Alexis Sánchez, o ni siquiera a uno menos conocido. En segundo lugar, la gran cantidad seguidores puede diluir la influencia. Por ejemplo, si un blogger de moda tiene 500.000 seguidores, es poco probable que todos estén interesados en un mismo estilo, una determinada marca o un cierto precio de ropa. Por ello, en muchos casos, trabajar con un top Influencer con millones de followers no se justifica.