Theresa West estaba desesperada. La mujer de 44 años y sus tres hijos adoptivos llevaban tres días sin comer por lo que tomó una decisión que le pudo costar caro, pero que finalmente terminó siendo una bendición.
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Tomó su auto y se dirigió a un minimarket cerca de su casa en Hillsborough, Carolina del Norte. Dentro del local tomó dos hogazas de pan, tallarines y salsa, un poco de carne picada y un par de alimentos más con un valor cercano a los 36 dólares, según indica el Herald Sun.
Mientras corría con las cosas en la mano y se subía al auto, una trabajadora de la tienda logró anotar la patente del vehículo en que huía y la denunció a la policía.
Cuando los uniformados llegaron a su casa se angustió, y de inmediato pensó que iría a la cárcel. «Cuando te desesperas, te desesperas”, reconoció.
Theresa les explicó a los oficiales que llevaban tres días sin comer, que no tenía dinero porque tras un accidente automovilístico quedó incapacitada para trabajar y que tras pedir a varias organizaciones de beneficencia no había logrado obtener nada.
Los policías revisaron el refrigerador de la casa y las alacenas, y efectivamente no había nada para comer, sólo lo que la mujer había robado.
Tras detenerla, los oficiales le contaron al juez el drama de Theresa, por lo que la dejó en libertad para que volviera con sus hijos.
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Sin embargo, Keith Bradshaw y Candace Spragins no se conformaron con el dolor de la mujer, indica WRAL.
“¿Cómo podemos ayudar?”, se preguntaron los policías y ambos fueron a la tienda y compraron 140 dólares en comida.
Theresa no podía creer lo que veía, ya que el refrigerador quedó lleno y ahora el departamento de policía de la ciudad la ayudará para que logre beneficios de las organizaciones de la comunidad para que pueda alimentarse junto a sus hijos.