«La gente se sintió impotente, ¿cómo un niño se desmaya de hambre?”. La frase de Ana Carolina Costa gráfica todo el dolor que sintieron los profesores de una pequeña escuela de Cruzeiro en el Distrito Federal en Brasil el pasado lunes.
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Un pequeño de 8 años había caído en plena clase luego de pasar casi 36 horas sin ingerir alimento.
La maestra llamó de inmediato a los servicios de urgencia y los paramédicos no podían creer lo que estaban viendo, indica Uol.
Luego, fue a conversar con los tres hermanos del menor que también estudian en la escuela y al preguntarles todos “se quedaron callados, con caras de asustados”, cuenta Ana Carolina.
Al final, los pequeños dijeron que no habían comido nada el domingo y que el lunes en la mañana sólo les habían dado una especie de sopa espesa que se hace con agua y algún tipo de harina se maíz o se arroz.
Según indica G1, el niño vive junto a sus hermanos en Parque Paranoá y como en el lugar no hay colegios públicos debe viajar cerca de 30 kilómetros para llegar a su escuela.
Por eso deben salir temprano, cerca de las 11 de la mañana, y la mayoría se va a la escuela sin comer y sólo reciben una merienda cerca de las 15.30 horas.
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La “merienda” es un almuerzo dos veces por semana y los otros tres días son galletas y un jugo.
En la escuela, varios miembros juntaron dinero y llevaron una canasta con alimentos a la madre de los niños.
Ana Carolina cuenta que la mujer les dijo que ellos “tenían suficiente”, sin embargo sobre la cocina sólo había una olla con arroz para toda la familia.