Corría el año 2015 y Michael Camp manejaba por una carretera de la localidad Spalding en el Reino Unido.
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El sujeto fue detenido por la policía para un control de rutina y los oficiales se sorprendieron del nivel de alcohol que el sujeto tenía en su cuerpo.
Lo llevaron hasta la comisaría, intentó cuatro veces soplar el alcotest antes de colapsar y caer al piso, según indica The Sun.
El sujeto fue llevado a juicio y acusado de no proporcionar una “muestra de aliento” para detectar el nivel de alcohol.
En una primera instancia fue encontrado culpable, sin embargo, ayer, otro juez lo absolvió de los cargos y le permitió seguir conduciendo.
Según el magistrado, técnicamente Michael Camp no se había “negado intencionalmente» a cooperar.
«La incapacidad física a causa de la embriaguez excesiva no podía ser ni una excusa válida ni una defensa a la acusación”, aseguró el juez.
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Además, los abogados del sujeto señalaron que los policías deberían haber tomado muestras de sangre y que como no lo hicieron no siguieron los procedimientos.
Ahora la fiscalía apelará y habrá que esperar un nuevo fallo mientras Camp sigue conduciendo sin problemas.