Estilo de Vida

Todo tiene precio, incluso las niñas: el brutal relato de un “comerciante” afgano que vende menores para el matrimonio

“No obligo a nadie a darme a sus hijas”, asegura el “facilitador” .

La pobreza tiene mucha caras, sin embargo la venta de menores en Afganistán debe ser una de las más terribles y difícil de imaginar en los tiempos que vivimos.

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Así queda en evidencia en un reportaje del diario El Mundo que se contactó con un comerciante de niñas y su relato es simplemente brutal, ya que para el sujeto las adolescentes son nada más que una mercancía.

«Ésta es mi cultura, yo no hago nada que no se haya hecho durante cientos, incluso miles de años”, así explica con total naturalidad los alcances de su negocio Akbar, el sujeto que se dedica a vender a menores de edad como esposas al cliente que lo requiera.

El hombre se define como un “facilitador”, un “intermediario” para encontrar una “joven pero suficientemente madura esposa prolífica».

Tiene claro que el matrimonio infantil es ilegal en el país, sin embargo aclara que el no roba niñas y que todo lo hace a petición de las familias, lo que deja en evidencia la pobreza extrema que viven millones de personas que incluso son capaces de vender a sus hijas por la suma de dos euros (por más de $1.500).

«No secuestro a niñas, ni obligo a nadie a darme a sus hijas”, asegura Akbar, que agrega que además de los dos euros cobra otros 123 por su “intermediación” y una dote.

Según el “facilitador”, debido a la guerra en el último tiempo las familias están más abiertas a entregar a sus hijas, ya que al recibir la dote pueden vivir varios meses con el dinero.

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Akbar además detalla que las menores son buenas segundas o terceras esposas “ya que se adaptan rápidamente a su nueva familia” y asegura que se puede obtener en Kabul una esposa de 15 años “obediente y preparada” y que en las provincias es más fácil, por lo que se puede “optar” a una niña de menor edad”.

Finalmente, el hombre, sin ningún tipo de remordimiento ,indica que «ahora todas ellas tienen una vida mejor» y se justifica señalando que “la mujer debe formar una familia, yo las ayudo a encontrar un marido”.

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