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Anahita Volk pasaba casi todo el día en su cama luego de enfermar gravemente mientras estaba embarazada de su segundo hijo.
La mujer debía dializarse por una insuficiencia renal en etapa terminal y apenas le daban las fuerzas para preocuparse de sus dos pequeños.
Troy, su hijo mayor y de solo nueve años no lo estaba pasando bien, y era evidente en el colegio porque pasaba decaído y distraído en clases, indica My Palm Beach Post.
Una tarde Donna Hoagland le preguntó qué le sucedía y ahí se enteró de la enfermedad de su madre y terminó reuniéndose con la mujer.
Donna tenía el mismo extraño tipo de sangre que Anahita y comenzó a investigar, sin que la mamá de Troy lo supiera, sobre la donación de órganos.
Tras varios meses, los exámenes arrojaron que ambas mujeres eran compatibles y ahí se inició el verdadero milagro.
La profesora se juntó con Anahita y le dijo que quería darle un riñón. “Me quedé estupefacta. Estaba como…, No ¿hablas en serio”?
«Simplemente me caí al suelo y comencé a llorar en el medio del estacionamiento”, reconoció Anahita.
«Todos nos volvimos locos. Fue impactante”, dijo Troy, que no podía creer el increíble gesto de su maestra.
La cirugía se realizó el 19 de diciembre y el riñón funcionó sin problemas. Ahora Anahita camina al menos tres kilómetros por día y puede hacer todo con sus hijos. “Tengo un súper riñón”, aseguró.
Por su parte, Donna explicó que “ella nunca me pidió un riñón, sólo le dije yo puedo donarte el mío” y agregó que estar incómoda y sacrificarse por tres semanas “no es nada” comparado con lo que significó ayudar a Anahita a «tener una vida normal y saludable».
