Durante los primeros días de enero, una vecina de Nahir Galarza se acercó a la fiscalía para testificar voluntariamente. Un par de semanas después, su declaración se ha divulgado a través de internet.
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Se trataría de María Inés Correa, vecina de la familia Galarza, quien tenía datos importantes que aportar a la investigación.
“Un chico muy agresivo, muy altanero, sacado”, fue la descripción que dio de Fernando Pastorizzo, el joven asesinado durante la madrugada del 29 de diciembre.
Durante la última declaración del “bombón asesino”, la joven aseguró que fue Fernando quien se llevó la pistola de la casa, luego de seguirlo y subirse a la moto con él, ella aseguró que solo sintió los disparos accidentales y escapó del lugar. Al preguntarle por qué no dijo la verdad desde un comienzo, la muchacha aseguró que mintió al pensar que no le creerían y que terminarían inculpando a su padre, el dueño del arma.
Los investigadores que llevan el caso ya descartaron la posibilidad de cambiar los cargos por un “homicidio en ocasión de violencia de género”, pues no pudieron comprobar que las lesiones las hubiera provocado el difunto.
El testimonio de la vecina de Nahir, sin embargo, vendría a cambiar esta percepción. La mujer quiso contarle a los fiscales cómo “Fernando maltrataba a la chica” al frente de su misma casa.
«Yo lo que veía era como los medios y la sociedad presentan al chico (Pastorizzo) como una muy buena persona y para mí no era así, yo conozco la otra parte. Para mí era un chico muy agresivo, muy altanero, sacado… no sé si por alcoholismo o qué, pero muy agresivo, demasiado agresivo”, contó Correa
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La mujer de 55 años relató que las peleas generalmente ocurrían por la madrugada, justo en frente de su casa. “Yo me asomaba porque me despertaba por los gritos de ella. Yo sentía cuando ella decía ‘soltáme, dejáme por favor, basta, dejáme por favor, basta’. Siempre que lo veía la tenía de los pelos, del cuello, la agarraba y había muchos cachetazos fuertes”, aseguró.
El relato continúa: “Yo me daba cuenta que eran fuertes por los golpes y ruidos que sentía, sobre todo que en la noche se escucha todo y mi ventana da a la calle, y a la casa de ella»
Al cuestionarla por no interceder, la mujer aseguró que cada vez que salía de su cada para defender a Nahir, “él arrancaba y se iba del lugar”. «Le decía (a Nahir) que no podía seguir así, que tenía que hablar con sus padres”, a lo que la joven le respondía que no les dijera nada, que ella lo podía manejar y que pensaba que él lograría cambiar.
Respecto al a última noche, el testimonio de la vecina de Galarza fue que “A primeras horas del 29 entre las 04:30 a 05:00 horas siento la reja del local (casa de la familia Galarza), me asomé por la ventana, y sale este chico con un pantalón oscuro. En este momento veo algo en la zona genital, que no se que precisamente que era, no conozco mucho de armas, pero creería que era un arma. Él la tenía a ella agarrada del brazo y la subía a la moto, ella tenía un pantalón claro y un buzo gris. Se fueron y no vi nada más”
Las incongruencias en el caso
19 días luego de la confesión de asesinato, la joven decidió dar vuelta su declaración. En este nuevo testimonio, el cual entregó luego de asegurar que ya se sentía lista para hacerlo, amplió sus primeros dichos y generó más dudas en torno al contexto del crimen.
El primer cambio fue respecto al arma que mató a Fernando. Si bien la joven aseguraba que fue ella quien la tomó de su casa, en su última declaración aseguró que fue Fernando quien lo hizo.
Lo que queda claro es que ambos salieron del lugar montados sobre la moto de Pastorizzo, pero aquí hay una nueva incoherencia.
En su testimonio final, Nahir aseguró que la moto iba a alta velocidad cuando en un momento Fernando frenó bruscamente y se sintió la primera “explosión”, sin embargo, los peritos informaron que la moto estaba casi frenada al momento del primer disparo.
Nahir está detenida desde el 2 de enero, a la espera de su juicio programado para los primeros días de marzo.