El vuelo MH370 de Malasya Airlines desapareció en 2014 y hasta hoy se desconoce su paradero. Fueron muchos los esfuerzos internacionales por buscar el avión que transportaba a 239 pasajeros, hasta que en enero de 2017 se dio por terminada su búsqueda. Como un último esfuerzo, el Gobierno de Malasia quiso invertir en un buque altamente tecnológico con la esperanza de encontrar los restos.
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La nave, de propiedad de Ocean Infinity, una compañía privada, comenzó las tareas de búsqueda el día 22 de enero de este año. Llevaba cerca de una semana navegando por el Océano Índico, cuando por motivos que aún se investigan, desapareció de los radares durante tres días.
La tecnología de la nave prometía encontrar casi cualquier cosa en el fondo del mar, pero luego de 10 días, el monitor dejó de registrar su ubicación.
Es el buque geodésico civil más moderno del mundo, más conocido como Seabed Constructor, y fue contratado para colaborar con la búsqueda del avión que en 2014 desapareció en el mar, a la altura de China Meridional. El misterioso vuelo seguía una ruta desde Kuala Lumpur hasta Pekín.
Tal como el misterio que intentaba resolver, el buque Seabed Constructor desapareció el pasado jueves de los radares. El Sistema de Información Automática (SIA) de la embarcación se desconectó durante 80 horas, para luego volver a aparecer misteriosamente. Actualmente, el barco se dirige al suroeste australiano.
Seabed constructor estuvo perdido entre el jueves 1 y el domingo 4 de febrero, pero aún no existen explicaciones al respecto. La única información que se conoce es que volvió a aparecer cuando se dirigía a cargar combustible en el Puerto de Fremantle, Australia.
Los especialistas, al hablar con la prensa, se cuestionaron si es que la supuesta desaparición fue un error tecnológico o si la tripulación lo desconectó de forma deliberada.
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Entre las teorías que surgieron en internet a raíz de este suceso “paranormal”, destaca la sugerencia de que la nave ocultó su trayecto para localizar restos de un buque de carga peruano desaparecido en 1911 y que posiblemente transportaba tesoros en su interior.
Por su parte, familiares de pasajeros del avión perdido, pidieron explicaciones y transparencia en el caso.
Los ejecutivos de Ocean Infinity ganarán una recompensa de hasta 70 millones de dólares si consiguen encontrar los restos en un plazo de 90 días. Pasado ese tiempo, culminaría el último esfuerzo por intentar resolver esta enigmática desaparición.