Una joven madre llamada Hannah Turtle, oriunda del norte de Gales, declaró en la corte haber asesinado a su hijo cuando él aún no cumplía los dos meses de vida. Esto ocurrió en 2016, pero a la fecha la mujer aún no recibe una condena definitiva.
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Su “macabra” versión de los hechos, fue que esuchaba «voces en su cabeza», las que le decían que era una mala madre y que no merecía tener un bebé. El testimonio fue difundido por el diario Daily News, medio que también detalló las tres ocasiones en que Turtle intentó asesinar al niño.
La primera vez fue el 31 de mayo de 2016, cuando deliberadamente le tapó la nariz al niño para asfixiarlo. Según su testimonio, su hijo se llegó a poner “azul” por la falta de oxígeno.
Luego, cuatro días después, perpetró otro ataque similar al pequeño llamado James. Por segunda vez, paramédicos debieron resucitar al bebé.
El 6 de junio, al volver a su casa con el alta médica, fue la definitiva. Lo privó de aire estando en el baño del hogar, se sentó junto al cuerpo y luego salió y volvió a entrar fingiendo sorpresa.
Además, se le acusa de haber envenenado en dos ocasiones la leche de James con su propio medicamento antidepresivo. Tal como indica el medio británico, el pequeño sufrió un severo daño cerebral, lo que lo llevó a la muerte a sus apenas 58 días de vida.
Si bien la defensa alega que la mujer sufría depresión post parto, las pericias demostraron que la madre no posee enfermedades mentales, solamente «signos» de trastorno de la personalidad.
Su sentencia final se espera para el día de mañana, en donde probablemente le dictarán la pena capital.