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“Nunca se debe permanecer a solas con un menor”: arzobispado de Paraná en Argentina lanza un estricto protocolo de actuación para la prevención de abusos sexuales

Es un hecho “sin antecedentes en la iglesia” en el país transandino.

En un hecho sin precedentes, el arzobispado de Paraná, Entre Ríos, en Argentina, lanzó un estricto protocolo de actuación, tanto para sacerdotes como laicos, que trabajen en la arquidiócesis “ante la sospecha o descubrimiento de abusos sexuales en los que sean víctimas menores o adultos vulnerables”.

Según indica Clarín, en los últimos años el arzobispado de Paraná se vio sacudido por una serie de denuncias, siendo la más relevante la relacionada con el cura Justo José Ilarraz, el que está “acusado de haber abusado a comienzos de los ’90 de seminaristas”.

El texto señala los principios generales del protocolo y asegura que “los católicos deben siempre testimoniar el amor de Dios, y expresarlo en el trato respetuoso hacia cada persona, cuidando especialmente los ámbitos donde se trabaja con menores y adultos vulnerables, y absteniéndose de cualquier comportamiento que pueda ser razonablemente interpretado como abusivo hacia cualquier persona, ya sea física o psicológicamente, en forma escrita u oral”.

En el documento se establecen los “límites apropiados” respecto a la relación con menores o adultos vulnerables, estableciendo, por ejemplo, que “se prohíbe realizar cualquier insinuación, comentario o chiste sexual, especialmente delante de menores o adultos vulnerables”.

También se prohíbe “involucrarse en conductas sexuales secretas o manifiestas con menores o adultos vulnerables con quien se trabaje” y “dar o recibir regalos personales o desproporcionados”, ya que podrían incomodarlos o ser erróneamente interpretados con facilidad”.

Además, apunta que “se debe evitar en todo momento el contacto físico con menores o adultos vulnerables. Si es el menor o adulto vulnerable quien inicia gestos como un abrazo, la respuesta debe ser sobria, breve y apropiada; y siempre en lugares públicos y delante de otras personas”.

“Nunca permanecer a solas”

Para evitar cualquier “confusión” o malas interpretaciones, el protocolo también regula las “reuniones”, manifestando que nunca se “debe permanecer a solas con un menor o adulto vulnerable en una habitación u otro ámbito cerrado. Cuando esto no sea posible, la reunión tendrá lugar con la puerta al menos semi abierta, o asegurándose de alguna manera la posibilidad de ser vistos en todo momento”.

También aclara que “nunca, bajo ningún concepto, se debe exigir secreto o confidencialidad a los menores o adultos vulnerables con relación a sus padres, tutores, curadores, apoyos o autoridades naturales”.

Finalmente, señala que quienes trabajan habitualmente con “menores y/o adultos vulnerables, ya sea clérigos o laicos, directivos, empleados o voluntarios, deben asistir con la periodicidad que se establezca a las capacitaciones en ambientes seguros, a fin de ser cada vez más conscientes de la gravedad y características de las conductas abusivas“.

El medio transandino, eso sí, aclara que la Conferencia Episcopal Argentina lanzó en 2015 un protocolo a nivel nacional, pero “nunca en la Iglesia en el país se habían difundido normas para la prevención como acaba de ocurrir en la arquidiócesis de Paraná”.

LEE ACA EL PROTOCOLO COMPLETO

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