En octubre pasado policías de North Tyneside, Newcastle, se sorprendieron al entrar a la casa de un delincuente y encontrar la terrible escena: un pequeño Staffordshire Bull Terrier de ocho meses herido con brutalidad en su rostro, ojos y orejas.
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Cuando el año pasado se le preguntó a su dueño, Tyler Laverick, de 20 años, qué le había pasado dijo que «lo estaba mordiendo, estaba drogado».
Una triste historia
El nombre del pequeño perro es Diesel y su diagnóstico incluyó heridas punzantes en la lengua, traumatismo significativo en la nariz, hinchazón en el lado izquierdo de la mandíbula, sangrado en el blanco de los ojos, arañazos y heridas punzantes en las orejas. Además una pequeña herida en la pata delantera izquierda y múltiples cicatrices en la mandíbula y su pata delantera izquierda.
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Por si esto fuera poco, a Diesel le arrancaron toda la piel alrededor de su hocico. Ante esto el veterinario a cargo concluyó al medio Metro que las heridas en su cabeza correspondían a traumatismos contundentes.
Justicia tardía
Recién este fin de semana el malhechor fue formalizado por el delito de sufrimiento innecesario a un animal. Sin embargo fue dejado en libertad para comparecer ante la Corte de Magistrados de North Tyneside el 27 de abril por una sentencia.
No hay buen pronóstico para esta sentencia, ya que debido a la naturaleza de las cicatrices, es imposible saber cómo se causaron.