Son 18 mil los romaníes integrantes del clan kalajdzii, que todos los años se reúnen en el monasterio de Bachkovo, Bulgaria, para acudir al mercado de las novias. El último domingo de agosto acuden a la explanada en busca de una esposa, donde las adolescentes son expuestas al mejor postor. Si uno de los asistentes la quiere, son sus padres quienes negocian el precio, que oscila entre los 2000 y 10 mil euros.
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Un documental la cadena alemana DW expone la realidad de miles de jóvenes, como María, de 19 años, quien se prepara para acudir al mercado, que se realiza en la provincia Stara Zagora. “Nuestras tradiciones son así, en cada ocasión debemos vestirnos con algo nuevo. Nuestra emoción por Bachkovo es grande. Todas las muchachas se preparan, lo esperamos todo el año”, cuenta a los reporteros.
Su destino está marcado por la sumisión, pues mientras no se case tiene prohibido salir sin la autorización de sus padres. Una vez casada, será su esposo quien decida qué puede hacer, pero en la mayoría de los casos solo atienden el hogar, no estudian y mucho menos ingresan al mercado laboral.
Contacto previo
A esta antigua tradición que solo permite el matrimonio entre integrantes del clan kalajdzii, está tomando nuevos aires debido a las redes sociales. El auge de la tecnología permite ahora a los aspirantes a conocer a las chicas que acudirán al mercado antes del evento de verano.
Así lo refleja en el documental el testimonio de Teni, de 17 años, quien no suelta su teléfono inteligente y mantiene contacto con varias chicas a través de Facebook, entre ellas una que no es de su clan y por lo tanto fue descartada por sus padres.
Pero este aire de modernidad no despoja de su anacronismo a esta tradición, que arranca a las adolescentes de su rutina una vez que tienen la primera mestruación y se convierten en candidatas a desposarse. Entonces son obligadas a dejar la escuela y encontrar un marido que pague por ellas mucho dinero.