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6 peligros para los niños en las piscinas y cómo evitarlos

Hongos, caídas, quemaduras solares y hasta asfixia por inmersión son parte de los riesgos pero todos ellos se pueden prevenir

Junto con las altas temperaturas llegan las ganas de refrescarse en la piscina y para que sea un verano lleno de diversión y sin problemas te contamos a qué peligros deben estar atentos los padres.

Desde hongos en los pies y caídas hasta asfixia por inmersión son parte de los peligros a los que los niños están expuestos. Para prevenir estos episodios y saber cómo reaccionar, la Dra. Leticia Yáñez, pediatra de Clínica Santa María, entrega una serie de consejos y recomendaciones en estas vacaciones.

Asfixia por inmersión

“La  asfixia por inmersión es la primera causa de muerte accidental en niños de entre 1 y 4 años en nuestro país”, explica la pediatra. Es por este motivo que enseñarles a los niños a nadar, además de una constante vigilancia por parte de un adulto, es indispensable para poder evitarla. “Bastan dos centímetros y medio de agua para que un pequeño se ahogue”, explica la especialista.

La asfixia en el agua se produce por la falta de oxígeno prolongada, y puede producir la muerte o secuelas neurológicas graves. En caso de que ocurra un episodio así, se debe actuar de la siguiente de forma:

–          Extraer al niño del agua.

–          Pedir ayuda y mantener la calma.

–          Verificar si el niño presenta respiración espontánea y pulso carotideo.

–          De no presentarlo, iniciar masaje cardiaco y respiración boca a boca en una relación de 30:1. No suspender la reanimación.

–          De presentar respiración y pulso entonces dejar al niño de costado y no intentar extraer el agua deglutida.

Traumatismos

Golpes en la cabeza, lesiones de cuello, brazos y piernas son algunos de los accidentes más cotidianos. Los piqueros y el mal uso de las instalaciones de la piscina son la principal causa de este grave problema que se vive en verano.

Entre las medidas para prevenir accidentes, la pediatra destaca instalar una reja de fierro perimetral de al menos 1,5 metros de alto tipo «tijeras», es decir, sin barra transversal. Además, una puerta con cierre automático que se abra hacia afuera y chapa de seguridad en la parte más alta. “Debe haber vigilancia permanente por parte de un adulto si un menor se está bañando o jugando cerca de la piscina y no permitir a los mayores que hagan piruetas o  resistencia bajo el agua”, enfatiza.

Quemaduras solares

Los rayos UV son beneficiosos para el metabolismo de la vitamina D (absorción del calcio) y elevan los niveles de serotonina. Sin embargo, hay que tener cuidado con los efectos negativos que estos producen, sobre todo en verano.

Las quemaduras leves o graves son la principal complicación de los rayos del sol, y en el largo plazo, el cáncer de piel. “Se recomienda realizar actividades al aire libre antes de las 11 y después de las 16 horas, vestir a los niños adecuadamente, intentando cubrir la mayor parte del cuerpo, usar sombrero de ala ancha (seis centímetros), utilizar anteojos de sol con filtro, preferir la sombra y, si se encuentra en la playa o en la piscina, tener un quitasol. Todo esto, se debe complementar con el uso de protectores solares”, aseguró la doctora.

Otitis Externa

Esta enfermedad se origina debido a la frecuente exposición de los oídos en el agua y al posible contacto con gérmenes que entran por conducto auditivo. La inflamación del oído trae consigo dolor o sensación de obstrucción.

Para prevenir esta patología en fundamental secarse muy bien los oídos después de ocupar la piscina, según explica la Dra. Letizia Yáñez.

Conjuntivitis

Se produce en piscina por el contacto en exceso del cloro y desinfectantes, lo que genera una inflamación de la conjuntiva, que se manifiesta con ojos rojos e irritados. No causa dolor, pero si se complica puede traer consecuencias graves. “Es ideal ocupar lentes de agua al nadar en las piscina”, comenta la pediatra.

Micosis

Es una infección producida por hongos, que se desarrollan en ambientes húmedos, atacando pies y uñas. Es de carácter contagioso, ya que se transmite de manera directa (entre humanos y animales) o indirecta (ambientes húmedos contaminados).

Los lugares públicos como baños, vestidores y piscinas son algunos de los sitios donde se puede entrar en contacto con esta infección, ya que su aparición se ve favorecida por la humedad y el calor. “El uso de prendas sintéticas, compartir el calzado, mantener la piel húmeda, y  usar los mismos zapatos durante varios días, ayudan a su propagación”, añade la especialista.

Para prevenir este hongo malicioso, se debe realizar un buen secado de pies y ocupar chalas en el área de la piscina.

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