Las bebidas calientes como el té son muy populares en el mundo, en parte porque pueden contener sustancias estimulantes, como sucede con el café.
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Pero, muchas veces las tomamos porque nos resultan reconfortantes, incluso cuando no sabemos los beneficios que pueden tener en la salud.
No todo lo que se infusiona es té
Resulta que si no vivimos en un lugar donde haya una tradición tan grande de beber té, como en Gran Bretaña, llamamos así a todo tipo de infusiones.
Cuando hacemos una infusión, lo que buscamos es extraer algunas sustancias químicas de un material sólido, como las hojas de una planta.
Para lograrlo, usamos agua caliente, que hace más fácil que los compuestos, que dan color, aroma y sabor a la infusión, pasen de las hojas al agua.
Por supuesto, además de esos compuestos que percibimos de alguna manera, extraemos otros que pueden tener un efecto sobre nosotros, como pasa con la cafeína, en el té negro.
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Té verde y negro
Estos son los que algunos consideran los “verdaderos tés”: la infusión de las hojas de la planta de origen chino Camellia sinensis.
Aunque vienen de la misma planta, sus diferencias de color y sabor, se deben al tiempo en que las hojas se secan y oxidan.
Las infusiones de esta planta de la familia de las teáceas, son tan populares, que son la bebida más consumida en el mundo después del agua.
Aunque las hojas de la planta Camellia sinensis contienen cafeína, por el proceso de oxidación, el té negro contiene más que el verde, por lo que muchas veces se bebe como sustituto del café.
Pero ambos tés contienen polifenoles, un tipo de compuestos antioxidantes, que han mostrado contrarrestar condiciones como la diabetes y la hipertensión.
Té de menta
Después del negro y verde, esta es una de las infusiones más populares del mundo, que se hace con las hojas de la Mentha piperita.
Se considera que es útil aliviando molestias gastrointestinales y se tienen estudios que muestran algunos de los componentes de la planta que se extraen al hacer la infusión sí tienen efectos alivian la indigestión y el dolor estomacal.
Té rooibos
Se hace con las hojas secas de la planta sudafricana Aspalathus linearis, y aunque no tiene parentesco alguno con la Camellia sinensis, a veces se piensa que es la misma planta porque se le llama “arbusto de té rojo”.
Sin importar la lejanía taxonómica, el té rooibos contribuye a la salud cardiovascular, casi como los tés verde y negro.
Manzanilla
Es una infusión que se hace con las flores de la Matricaria chamomilla, originaria de Europa, pero ahora se puede encontrar por todo el mundo.
Se piensa que este té puede ayudar a conciliar el sueño, aunque hasta ahora se tienen pocas evidencias de que realmente tenga ese efecto.
En todo caso, si sustituyes una taza de café por una de té de manzanilla, seguramente dormirás mucho mejor al evitar la cafeína.
Además, han encontrado evidencias de que la manzanilla, puede contribuir a eliminar algunos malestares estomacales.
Jengibre
Otra infusión con antioxidantes es esta, que se hace con la raíz de una planta de la familia de las zingiberáceas.
Su sabor picante se debe a que contiene gingeroles, compuestos que son similares a la capsaicina: el componente que hace que los ajíes piquen.
El jengibre puede disminuir las náuseas y aliviar la indigestión, y se ha estudiado la capacidad que tiene de reducir el dolor y la inflamación.
Así que no importa si sus tés provienen de la “verdadera planta de té”, o de otras hojas, flores o raíces, como dijo William Gladstone:
“Si tienes frío, el té te calentará. Si tienes calor, te refrescará. Si estás deprimido, te animará. Si estás alterado, te calmará”.