Max de "Master Chef": "En un futuro me gustaría combinar la cocina con la tecnología"

Este joven de 25 años ha revolucionado a las tuiteras fanáticas del programa culinario de Canal 13 y se ha instalado como uno de los favoritos de la segunda temporada del espacio. Maximiliano Cabezón es ingeniero civil industrial y contra todo pronóstico se declara amante de la cocina. A medida que avanzan los capítulos, ha logrado resaltar en la competencia por su gran talento y aplomo.

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¿Cómo surgió la idea de ingresar a “MasterChef Chile”?

En realidad la idea fue de mi polola, ella me motivó a postular. Completé el formulario y meses después me llamaron para avisarme que había sido seleccionado para la última fase del proceso. En ese momento me encontraba de viaje en Panamá y me tuve que devolver dos días antes para presentarme al casting.

¿Cuándo nace tu amor por la cocina?

Siempre he sido adicto al huevo revuelto y cuando era chico en mi casa me cocinaban. Cuando tenía siete años, agarré el sartén y se me quemó todo. Ese fue mi primer intento fallido en la cocina. Desde que tengo memoria he intentado innovar con preparaciones y he fallado mucho también, pero así se aprende.

¿Cómo te tomas esta experiencia?

Me estoy tomando muy en serio mi participación en “Master Chef”. Estoy cien por ciento dedicado a esto. Estudio y practico todos los días en mi casa, además comparto conocimientos con mis compañeros. A esta altura del programa, le estoy agarrando el gusto a ganar, sin embargo me he intentado tomar esta experiencia con tranquilidad.

Eres uno de los participantes que ha presentado gran evolución en la competencia, ¿cómo ha sido el proceso?

Ha sido súper desafiante porque en un principio todos llegamos con nuestro arsenal de recetas, pero después de un tiempo se te acaban los cartuchos. Por esta razón, tienes que ir reinventándote y preparándote para las distintas pruebas que te exige la competencia. En mi caso, tengo una lista de preparaciones que he practicado y las tengo guardadas por si acaso las piden en alguna oportunidad.

Según tu opinión ¿cuáles son las claves para permanecer en competencia?

La clave está en el estudio, el instinto y la creación. Me encanta crear en la cocina, dar vuelta los sabores para que no sean siempre los mismos, pero con los riesgos súper calculados.

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En redes sociales la gente te expresa gran cariño, en este sentido ¿cómo enfrentas la exposición pública?

La parte de la exposición mediática y el buen recibimiento del público me lo tomo con mucha felicidad y calma. Me encanta que en la calle me pidan fotos porque es entretenido que la gente se identifique con un perfil, una receta o un plato. Es un encanto que se sientan reflejados en mí o en otros competidores.

¿Cómo manejas las emociones en la cocina de “Master Chef”?

He aprendido a manejar la presión. Normalmente lo manejo bien, pero no me gusta perder, entonces es en ese momento donde aparece la frustración. Me cuesta controlar esas emociones, pero pongo todo mi esfuerzo en calmarme cuando un plato no me sale bien o pierdo alguna prueba por equipos. Dejo el delantal y me voy a mi casa a descansar.

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¿Tienes buena relación con tus compañeros?

Espectacular. Después de las grabaciones nos vamos a tomar cervezas y a veces incluso nos hemos juntado en alguna casa a compartir un asado. Nos llevamos todos súper bien, no existen atados muy grandes, salvo las peleas de día a día y las diferencias de opinión.

Aparte de la cocina ¿qué otras pasiones tienes?

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Antes de meterme al programa, estaba dedicado a la robótica, que básicamente estudia la manera que tenemos de conectarnos a través de Internet con el mundo físico. En un futuro me gustaría combinar la cocina con la tecnología, con el fin de disminuir los tiempos perdidos y optimizar la materia prima.

Por ejemplo, crear herramientas para establecer temperaturas exactas o máquinas que te avisen cuando un producto está pasado de cocción. En el fondo, realizar acciones en favor de la cocina y la disminución del estrés.

¿Qué es lo que te diferencia de los demás aspirantes de “Master Chef”?

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El conocimiento de la física de los alimentos me ha ayudado a controlar bien los tiempos. El ser creativo y arriesgado también son buenos factores, pero siempre con respeto. Intento tomar un poco más de riesgo porque si vas siempre a la segura, vas a jugar a la defensiva y nunca estarás bien preparado.

Cada vez quedan menos participantes en competencia ¿cuáles son las sensaciones que experimentas?

A esta altura se siente un poco el ambiente de competencia, porque es inevitable que las cosas vayan cambiando estando tan cerca de la final, pero siempre manteniendo la buena onda y el compañerismo. Estoy contento, con harto temple y quiero seguir cocinando rico para llegar a la final del programa.

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Lucía Díaz

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