El Gráfico Chile

Sabino Aguad: "Sampaoli pidió un jugador de US$ 7 millones" y "Johnny Herrera tiene doble personalidad"

El ex gerente en Colo Colo y la U dio su primera entrevista tras dejar a los azules. Analizó a las SAD, tuvo palabras para el DT y bromeó con la forma de ser del arquero.

Sabino Aguad tuvo un exitoso paso por Blanco y Negro y Azul Azul / Crédito: Rodrigo Vilches – Publimetro

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Por Eduardo Bruna

Vivió desde niño en torno al deporte, pero fue su llegada a la gerencia de Colo Colo, en enero de 2007, la que puso el nombre de Sabino Aguad en las “grandes ligas”. Este ingeniero civil de la Universidad de Chile, 52 años, seis hijos (“y no es que sea Opus Dei”, dice sonriendo), dejó su exitosa labor en Blanco y Negro para asumir la gerencia deportiva de la U, el club de toda su vida. Curiosamente, su paso por Azul Azul fue aún más breve, aunque no menos exitoso. En abril decidió renunciar ante la sorpresa  eneralizada del medio para asumir un alto cargo en la industria de plásticos Polytex.

Si alguien pensó que Sabino Aguad buscaría sumergirse en su nuevo trabajo como una tregua a su incesante labor en gestión deportiva, se equivocó medio a medio. El hijo de Sabino Aguad Kunkar, ex director de Deportes y ex presidente del Comité Olímpico, no podía traicionar su naturaleza y a los pocos días ya estaba integrado al directorio del otro club objeto de su cariño por motivos ancestrales más que obvios: Palestino.

“Sólo la venta de jugadores salva al sistema”

Hombre de números y por lo mismo muy racional, Sabino Aguad cree que el sistema de Sociedades Anónimas, con sus pro y sus contras, ha constituido toda una oportunidad. Dice: “Yo no digo que sea bueno ni malo. Es la gente la que, en base a los hechos, debe formarse su propia opinión”.

Para él, como para aquellos que defienden el nuevo sistema que desde 2005 se implantó en el fútbol nacional, “la transparencia es el principal capital del sistema de Sociedades Anónimas. Hay normas claras y un marco jurídico claro que obliga a la responsabilidad de todos los actores. Por cierto que no es la panacea, porque el transformarse en Sociedad Anónima a un club no le garantiza por ese solo hecho el éxito,  pero al menos el hincha tendrá claro que el aspecto económico de su club, vital en su supervivencia y su desarrollo, estará bien resguardado”.

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Memorioso, señala: “La gente tiende a olvidar que Colo Colo y la U ya estuvieron quebrados a principios de los años 80, y que fue el Banco del Estado quien salvó al fútbol poniendo una cantidad de dinero tan grande que durante 20 ó 25 años el Campeonato se llamó BancoEstado.  Lo vivido en la década pasada sólo fue una reiteración de gestiones económicas equivocadas, realizadas más con la pasión del hincha que con la racionalidad con la que debe manejarse toda empresa”.

Agrega: “El nuevo desastre económico de los dos clubes más populares del país apuró la implantación de un sistema que, como dije, puede no ser ideal ni del gusto de todos. El hoyo financiero de Colo Colo, algo que conozco bien porque por algo estuve allí como tres años como gerente general, era de 54 millones de dólares, y el de la U más de 30. Dicho de otra forma, no había otra manera de salvar a ambas instituciones de su desaparición”.

Reconoce, sin embargo, que albos y azules siguen siendo deficitarios. Señala: “Teóricamente, el nuevo sistema obliga a equilibrar ingresos con egresos. Es decir, si un club recibe mil, sólo puede gastar mil. Pero hay que reconocer que los egresos siempre son un poco más, porque también hay que considerar que el fútbol, como empresa, tiene muchas complejidades que otra empresa no tiene. Una gestión exitosa depende de los éxitos deportivos, y esa variante obliga a gastar siempre un poco más, aunque por cierto en forma controlada. Tanto Colo Colo como la U tienen un déficit anual de dos millones de dólares por año, platas más, platas menos”.

Tiene claro, tras su paso por albos y azules, que en la nueva estructura del fútbol nacional los números no dan. Explica: “Los ingresos son por recaudaciones, abonados, sponsors y marketing y venta de jugadores. Pero sólo si un club puede vender jugadores, y a un buen precio, podría equilibrar sus finanzas. De otra manera es imposible“.

¿Qué queda, entonces, para clubes que no tienen el poder de convocatoria de los denominados grandes?
Potenciar las series inferiores. En este caso, lo que pueda ingresar por recaudaciones, abonados y sponsor y marketing es prácticamente marginal. Dicho de otra forma, sólo la venta de jugadores podría significar ingresos significativos e importantes. Mira tú el caso de Palestino: mientras Colo Colo y la U tienen ingresos significativos por auspiciadores y venta de productos relacionados, nosotros recaudamos por ese concepto 150 millones de pesos al año, a todo reventar. Todo eso explica que Palestino no sea una Sociedad Anónima abierta. Es decir, no es un club que transe acciones en la bolsa. Lo sostenemos los de la colonia y, llegado el caso, las acciones se transan entre nosotros nomás.

Debe ser una tranquilidad saber que las series inferiores de Palestino siguen produciendo jugadores exportables.
Desde luego que sí. Como te dije, de otra manera es imposible sostenerse. Nuestra Sub 18 viene siendo campeona por dos años consecutivos y ya tenemos un chico de 16 años –Matías Ramírez- que cumplida la mayoría de edad partirá a Italia, transferido al Udinese. Y hace poco otros dos muchachos –César Valenzuela y Felipe Retamal- se fueron también al fútbol italiano, aunque el primero de ellos no se acostumbró, volvió y ahora entrena con el primer equipo. Retamal, en cambio, se está adaptando muy bien en la Reggina.

Reconoce que el sistema de Sociedades Anónimas no sólo le ha quitado al fútbol una buena cuota de romanticismo, sino que también ha instalado una competitividad que antes no existía.
Como te dije, que eso sea bueno o malo tiene que calibrarlo la gente. Lo concreto es que antes los dirigentes eran todos amigos y existía una indudable camaradería entre ellos. Eso se acabó. Ahora hay una competitividad que  va más allá incluso del aspecto deportivo. La lucha por los sponsors, por ejemplo, es brava. Porque no son muchos y tampoco la torta es todo lo grande que uno desearía que fuese. Y mientras después de mi llegada Blanco y Negro invirtió 12 millones de dólares en el Monumental, un estadio que desde su inauguración, en 1989, no había tenido ningún adelanto, la U se gastó entre 10 y 11 millones en su centro deportivo, que ahora constituye un  orgullo. Cada institución trata de superar a la otra, y eso se acentúa naturalmente entre Colo Colo y la U.

El éxito para Sabino Aguad es algo claro y sin posibilidad de segundas lecturas. El fracaso, en cambio, muy relativo. Dice: “Éxito fue el periodo exitoso de Colo Colo con el tetracampeonato y el que ahora transita la U, que ya tiene el tri y va por su cuarta corona. Y aunque eso no los salva a ambos de un moderado déficit, les posibilita un mejor pasar y les brinda muchas más oportunidades de negocios. El fracaso, en cambio, fue y seguirá siendo relativo para mí. Sólo uno puede ser campeón, lo que no significa que el resto haya fracasado. Cuadrar los números lo mejor que se pueda, consolidarse como institución e ir logrando su desarrollo, en el nuevo esquema por cierto que es algo que debe considerarse exitoso”.

“Es verdad: con Jorge Sampaoli chocamos muchas veces”

Sabino Aguad no niega el desgaste personal sufrido en su paso por Colo Colo, primero, y la U después. Cuenta: “Manejar económicamente un club en las actuales condiciones es muy desgastante. Y más tratándose de dos instituciones tan grandes y tan populares. Porque los triunfos traen aparejado el deseo natural de los jugadores por mejorar sus condiciones económicas, sólo que eso suele muchas veces chocar con la realidad, que obliga a no excederse en los costos. En Colo Colo, por ejemplo, el año 2007 protagonicé una negociación con el plantel que me dejó exhausto. Tanto, que en la siguiente solicité no participar. Y en la U, ni hablar con todo lo que los jugadores han ganado en el último tiempo. Si algo me alegra de no estar más allí es que no formaré parte de una nueva negociación que, o a ha comenzado ya, o está por comenzar”.

Se sabe que su relación con Sampaoli fue muy desgastante
Efectivamente. Eso va a pasar siempre con un entrenador exitoso. Si a un técnico le va mal, no hay problemas, pero si es al revés surgen exigencias a veces desmedidas que en otras circunstancias ni siquiera se atreverían a plantear.

¿Puede dar un ejemplo concreto?
Debut de la U en Copa Libertadores. Partido frente a Atlético Nacional, en Medellín. Sampaoli quiso nuevamente que el club pusiera a disposición del plantel un charter, como había ocurrido para los encuentros de semifinales y finales de la Copa Sudamericana. Y yo le dije que no, ganándome su natural enojo. Yo puedo entenderlo, pero él tenía también que entenderme a mí. Por lo demás, no era mi postura personal,  sino de la institución. Viajar en charter a un partido así no tenía sentido. Primero, porque se trataba del primer encuentro de una fase grupal y segundo porque en esas condiciones no iba a encontrar el número suficiente de hinchas dispuestos a adquirir los boletos sobrantes. Era un evidente despilfarro que ningún club serio se puede permitir. Y como esa hubo varias exigencias para él muy naturales, respaldadas además en su éxito, pero a las que yo tuve que oponerme. Como pedir en una oportunidad un jugador cuyo costo significaba 7 millones de dólares. Una locura para la realidad de nuestro medio.

¿Y esa petición de jugadores de tamaño calibre la hizo una vez o varias veces?
Varias veces. Y siempre, por mi cargo, fui yo quien debió aterrizarlo. En cada uno de esos choques yo extrañaba a Pelusso (sonriendo)”.

¿Por qué razón?
Porque Gerardo, aun llegando a una semifinal de Copa Libertadores, nunca cayó en peticiones desmedidas. Es más: conversando un día, previo a la semifinal con Chivas de Guadalajara, me dijo: Sabino, si ganamos la Copa yo le advierto desde ya que esa misma noche le firmo mi renuncia.

¿Y cuál fue su argumento?
Me sorprendió mucho, pero cuando me explicó el por qué lo entendí. Me dijo: “Tres días después, por la competencia nacional, es muy probable que perdamos. Eso le pasa generalmente a todo equipo que alcanza algo importante. Y una semana después, si en un nuevo partido casero no ganamos, nadie se va a acordar de la Copa Libertadores. Al contrario: van a querer crucificarme. Voy a pasar de mago a bruto. ¿Me entendió ahora? Por eso, si somos campeones yo renuncio y vuelvo a Uruguay para estar seis meses yendo a los café a recordar la campaña y a dar entrevistas.

“Johnny Herrera tiene doble personalidad”

Quedó con una excelente impresión del plantel de la U. Dice: “Son excelentes personas todos ellos. De los que llegaron ahora no puedo opinar, porque no los conozco, pero sí de los que estuvieron durante mi periodo, entre agosto de 2009 y abril de este año, cuando decidí renunciar a mi cargo de director deportivo en Azul-Azul”.

¿El concepto alcanza a Johnny Herrera? Es el jugador de la U que más anticuerpos despierta.
Johnny es un gran arquero y una excelente persona. Pasa que tiene doble personalidad (riendo). Es uno sin micrófono por delante y otro completamente distinto cuando es entrevistado”.

¿Y eso es bueno o es malo?
Te respondo lo mismo que dije respecto de las Sociedades Anónimas. Es decir, no es algo bueno ni malo. Porque así como hay muchos que lo detestan cada vez que dice cosas, hay otros que mientras más habla más lo quieren.

“Hasta un Mundial de básquetbol me perdí por el fútbol”

La venta de Eduardo Vargas al Napoli significó para la U la mayor transferencia de toda su historia, pero para Sabino Aguad un trance que nunca ha podido olvidar.

“Estábamos desde hace días con eso, hasta que un día determinado me avisan que los italianos quieren concretar la operación. Recuerdo que estaba en una comida con mi señora y obviamente traté de dejarlo para el día siguiente. La respuesta fue no. O era ese día o no había traspaso. Pensé: bueno, finiquito esto en un rato y después hasta podemos volver con los amigos. Profundo error, porque me desocupé pasadas las 4 de la mañana. Era la primera vez que intervenía personalmente en una transferencia de esa magnitud y nunca pensé que había que revisar cada detalle, lo que se conoce popularmente como la letra chica de todo contrato”.

Igual debe haber aprendido harto  del tema.
Por supuesto, pero no como para repetirlo. Había que establecer cláusula de rescisión, porcentajes en el caso de una futura transferencia, definir hasta los pasajes aéreos de Eduardo de Chile a Italia y de Italia a Chile y hasta el lugar donde iba a vivir a su llegada y por cuánto tiempo. Y como esos, montones de otros detalles. Fue algo realmente agotador.
Agrega: “Mi experiencia tanto en Colo Colo como en la U fue muy positiva, pero muy desgastante. Con decirte que el año 2010, a raíz de la negociación con el plantel azul, me perdí hasta el Mundial de Básquetbol de Turquía. Ingenuo yo, me había preparado con tiempo y tenía todo listo: pasajes, estadía y boletos para los partidos. No pude viajar. Me quedé con las ganas, y con lo que me gusta el básquetbol”.

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