El Gráfico Chile

Pantano

El fútbol chileno, entendido como una actividad netamente deportiva, quedó en el más triste de los segundos planos.

El fútbol chileno, entendido como una actividad netamente deportiva, quedó en el más triste de los segundos planos. Los condimentos que rodean el quehacer de esta organización hacen palidecer hasta el más duro de los realities. Perfectamente podrían estar en pantalla a diario, y sobraría material.

Cuando la imagen ofrecida debe ser impecable, considerando que Chile tiene dos magnas tareas por delante, el Mundial sub 17 y la Copa América el 2015, cuyos comités organizadores apenas existen. Cuando se tiene tal vez el mejor grupo de seleccionados de la historia con miras al Mundial de Brasil 2014. Y cuando se supone que todo el trabajo de Bielsa debía rendir sus máximos frutos, o al menos continuar por esa misma línea, la del cambio de actitud de los futbolistas sin importar el rival, el fútbol chileno ofrece sólo confusiones, escándalos y desorganización.

Congestión de fechas, se había programado actividad incluso el día de las elecciones municipales. Indisciplinas a pedido, incluyendo al director técnico del equipo castigado sin poder pisar la cancha en el momento más importante de su gestión, que es el partido mismo. Discusiones eternas acerca de si un arquero que pasa por encima de la ley dos veces en una noche debe o no ser llamado a la Selección,  olvidando que no basta con tener sólo condiciones deportivas para vestir la camiseta del país. Denuncias acerca de sueldos impagos, cuyas planillas vacías de monedas deben ser firmadas por los jugadores, también bajo amenazas de cesantía y donde incluso se denunció presiones de parte de Sergio Jadue, el mismísimo presidente de la Anfp. Dirigente que hoy se dispone a entablar una demanda en contra del denunciante, el presidente del Sifup, Carlos Soto. Conflicto que abulta la agenda de la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei.

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