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Margaret Thatcher y el fútbol

Este fin de semana, los equipos de fútbol no estarán obligados a guardar un minuto de silencio por Margaret Thatcher.

 

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Margaret Thatcher se relacionó con el fútbol. / AFP.

El músico británico Roger Waters proponía encerrarla en un hogar para tiranos, reyes y dictadores. Es parte de la letra de “The Fletcher Memorial Home”, una canción del disco The Final Cut (1983), el último de Pink Floyd junto a Waters. Se refiere a Margaret Thatcher, la mujer que lideró Gran Bretaña entre 1976 y 1990. La Dama de Hierro despierta amor y odio. Desarticuló los sindicatos, se alineó con Ronald Reagan y representó los intereses de la derecha más dura y conservadora.

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Le preguntaron al cineasta Ken Loach sobre una cuestión que dividió las opiniones de los ingleses esta semana. “¿Cómo deberíamos honrar a Margaret Thatcher? Privaticemos su funeral. Saquémoslo a concurso público y aceptemos la oferta más barata. Es lo que ella habría querido”, fue su respuesta.

Este fin de semana, los equipos de fútbol no estarán obligados a guardar un minuto de silencio por Margaret Thatcher, pese a que se han levantado algunas voces que consideran merecido un homenaje a la ex primera ministra en los estadios. Una de esas voces fue la del directivo del Wigan, Dave Whelan. “Pese a no ser mi decisión estoy a favor de llevar un brazalete como muestra de respeto”, declaró a la BBC el presidente del equipo donde militan Jean Beausejour y Ángelo Henríquez.

Según el entrenador Sam Allardyce, Thatcher mató al fútbol inglés. Para el técnico del West Ham su política de dejar de pagar a los profesores dinero extra por entrenar a los estudiantes después de la jornada escolar afectó la formación deportiva de los jóvenes. “Tenemos menos atletas y más niños gordos. Thatcher perjudicó al fútbol y al deporte británico”, afirmó hace un tiempo Allardyce.
Hasta antes de la modificación de esta ley, el sistema formativo del fútbol en Inglaterra dejaba esta responsabilidad a las ligas escolares. Cuando se eliminaron los pagos adicionales a los profesores, el nivel del fútbol bajó. En selecciones, los ingleses no ganan nada desde 1966 y su figuración a nivel de clubes es un espejismo gracias al aporte de los futbolistas extranjeros.

El aspecto más conocido de la relación de Margaret Thatcher con el fútbol se refiere a su dura y efectiva lucha contra la violencia en los estadios y a la reconversión de la liga inglesa.

Mientras la Dama de Hierro estuvo en el número 10 de Downing Street hubo varios episodios de sangre vinculados al fútbol.  En 1985 murieron 56 aficionados en un incendio en las tribunas del estadio de Bradford, durante un partido de tercera división. Ese mismo año, una parte de la hinchada de Liverpool fue responsable de la horrible matanza en el estadio belga de Heysel. Perdieron la vida 39 personas, la mayoría hinchas italianos de Juventus. El escándalo de esa final de Copa en Europa, significó la expulsión de los equipos ingleses de las competencias de la Uefa durante cinco temporadas.

El mundo miraba con desprecio a los inventores del fútbol que eran incapaces de controlar a los hooligans.

A los barristas más violentos se les pedía documento de identidad para entrar a los estadios, se les fichó, se les obligó a ver los partidos en recintos policiales. Sin embargo, el sistema no funcionó. Los hinchas se peleaban en las inmediaciones y en 1989 otras 96 víctimas engrosaron la negra estadística del fútbol británico en un choque entre los parciales de Liverpool y Nottingham Forest.

Después de esta carnicería, conocida como la tragedia de Hillsborough, se elaboró el “Informe Thatcher”, que recomendó una reestructuración completa de los viejos estadios ingleses. Se exigió que todos los espectadores estuvieran sentados, se mejoraron los accesos, se eliminaron las rejas, se recomendaba no vender bebidas alcohólicas, hubo prioridad para la venta de abonos y se instalaron cámaras de video.

Para financiar las obras en sus estadios los clubes necesitaban plata. Estos fondos saldrían de la televisión y los patrocinadores. Thatcher había dimitido un año antes, pero éste fue el contexto para que los equipos ingleses firmaran en 1991 el documento que dio vida a la Premier League.
Visto desde una perspectiva de largo plazo, en el fútbol la gestión de Thatcher frenó la violencia, modernizó las estructuras y en coherencia con sus ideas privatizó servicios. Sus detractores dicen que criminalizó a los hinchas y sentó las bases para transformar al fútbol en un negocio. La Dama de Hierro murió a los 87 años y su figura aún genera amor y odio.

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