La sanción más dura que podía existir recibió Pieter Rumaropen, jugador que fue suspendido de por vida por haber golpeado en la cara a un árbitro, luego de que el este cobrara un penal.
“Ha ensombrecido la imagen del fútbol indonesio ante la comunidad internacional”, argumentó la federación de fútbol de aquel país.
Revisa las imágenes: