Proponer

En el fútbol actual es fácil ganarse a la tribuna, basta con exigir ir al frente y buscar el arco rival en todo momento.

 

Fernando Gamboa asumió en Ranger su quinto club como técnico profesional / Foto: Agencia UNO

Por Juan Cristóbal Guarello

En interesante cruzar en un punto los intereses de los hinchas (de los que se hacen notar en las redes sociales fundamentalmente), con las posibilidades objetivas de los equipos según la calidad de sus planteles y el discurso concreto de los entrenadores. Hay una compulsión en el ambiente, lo que exige el tablón, que debe ser repetida por el entrenador, para evitar el juicio público lapidario, y que al final hay que poner en práctica en la cancha.

Suponemos que este punto crítico llevó al nuevo entrenador de Rangers, Fernando Gamboa, a decir horas antes de enfrentar a Universidad Católica que él “iba a proponer”. Es decir, que al contrario de lo que dice el manual para este tipo de duelos, con este tipo de rivales y con la acuciante realidad de los talquinos, Rangers saldría al gramado de San Carlos de Apoquindo a atacar, a ser protagonista, a “buscar el partido”. Pero Gamboa fue un paso más allá, no se quedó en el mero discurso inicial y realmente armó un esquema abierto, propositivo y valiente. Incluso provocó un par de sofocones a Cristopher Toselli, siendo el más peligroso un mano a mano de Vegetti que terminó en el palo.

Se me pasaba un detalle, Universidad Católica ganó 5-1 el partido. No conozco el pensamiento futbolístico último de Gamboa. No sé si está alineado entre los líricos o los pragmáticos, si es bilardista, menotista, o bielsista (al fin y al cabo el “Loco” lo hizo debutar en Primera). Pero la realidad del fútbol, esa realidad implacable, dice que hoy Rangers no tiene para ir a “proponer” frente a Católica en su feudo. Menos si el entrenador lleva cuatro o cinco días trabajando. Valiente lo de Gamboa, pero suicida. Con un gol más a favor (tuvo otro tiro en el poste) y uno menos en contra (la defensa regaló un par), digamos, con un 4-2 volvía a Talca como Pelé.

No es que Rangers esté condenado a colgarse del travesaño, es que hoy no puede darse ningún lujo y lirismo. Lamentablemente esta realidad está distorsionada, volvemos al párrafo inicial, por el estruendo de las redes sociales. Seguro que Gamboa estaba avisado de la exigencia de la hinchada (los que se expresan ahí), sobre ser protagonista, proponer, ir a buscar, atacar…  Es raro que en esa dinámica se expresen voces moderadas o realistas. Son masacrados. Y el asunto corre peor para los entrenadores, si Gamboa, visto y considerando de manera objetiva lo que tiene, hubiese dicho en la semana: “Contra Católica vamos a ser cautos, manejar el partido y jugar de contragolpe”, de seguro lo hubieran linchado en todas las redes sociales comenzando por el epíteto multiuso de “ratón”.

En el fútbol actual es fácil ganarse a la tribuna, basta con exigir ir al frente y buscar el arco rival en todo momento. Se olvida, como si fuera un dato irrelevante, que el juego se hace con jugadores. Veamos el caso de O’Higgins el sábado. A Eduardo Berizzo le faltaban dos hombres clave: Luis Pedro Figueroa y Pablo Calandria. Es decir, el elenco celeste no podía jugar como siempre juega porque no tiene las piezas adecuadas. Muchos extrañaron que contra Universidad de Chile no pudiera repetir lo hecho frente a Católica hace dos semanas. Y bueno, si la principal figura de ese duelo, Figueroa, no estaba, difícil que ocurriera. Al final del partido los celestes fueron muy criticados, el “Fantasma” llevó la batuta, pero la realidad señalaba que Berizzo actuó con inteligencia. No tenía referente de área y el hombre que abría la cancha y podía desbordar tampoco estaba. Listo. Por algo el técnico argentino quedó tan conforme con el empate. Es más, evitó el verso del “protagonista” y la “proposición”. Tuvo una coyuntura y la sacó adelante. Después vendrá otro partido y verá con qué cuenta.

Lo mismo para Gustavo Benítez. Cuando sacó a Emiliano Vecchio y puso a Damián Malrechauffe la tribuna se vino abajo con pifias. Sacar un volante ofensivo y poner un defensa central es la quintaesencia del “ratonismo”. Más si se trata de Colo Colo, más si es en el Monumental, más si el rival es Unión La Calera, más si se va ganando por 2-0. Pero, he aquí la realidad, los albos apenas están para asegurar los puntos. Calera, a los ponchazos, tirando un bolso de ropa sucia al área, rifando la pelota, metiendo centros al tuntún, podía descontar en cualquier momento. Y como Colo Colo tiene perita de cristal, si salía ese gol, de seguro venía el empate. Benítez, sabiendo cómo viene la mano y a caballo con la realidad, se olvidó de cualquier detalle elegante y puso al central uruguayo para que ganara por arriba. Los cementeros no crearon una sola oportunidad de gol mientras estuvo Malrechauffe en la cancha. La cruda actualidad no más. Y si lo revientan en Twitter a Benítez a esta altura poco daño le puede hacer.

Viene el receso y cuando se reanude el torneo en dos semanas no sé si Gamboa seguirá tan propositivo. Me parece que los hechos, la posibilidad de descender, le hará variar el timón. Benítez, por su lado, no tengan dudas que seguirá afeando, mientras ese feo le sirva para juntar puntitos. Como dijo Serrat: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”.

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