Luis Pavez, 18 años y puro amor por la camiseta / Foto: Ricardo Ramírez
Por Pablo Vera
Luis Pavez (18) nació y creció en un barrio complicado de Santiago y su gran válvula de escape siempre fue el fútbol. Ya sea en la calle con una pelota junto a los amigos o en la mismísima Garra Blanca cuando aún era un niño, el zurdo se fue llenando de ilusiones y todas tenían que ver con una camiseta blanca y un cacique en el pecho.
¿Cómo se produce tu llegada al Monumental?
Empecé a jugar como a los cinco años, pero a los ocho me fui a una escuela de Colo Colo en Peñalolén. Cuando tenía nueve hicieron una prueba masiva acá en el Monumental, ahí me vio Lizardo Garrido y me quedé a prueba durante un tiempo.
¿Cómo recuerdas el momento en el que te dijeron que quedabas de forma definitiva?
El profe Carlos González me avisó y yo feliz, lo mismo que mi familia. En ese momento se me llenó la cabeza de sueños. El primero fue lo que estoy viviendo ahora, jugar en el primer equipo, estar en un clásico y ganar. Gracias a Dios las cosas me han resultado bien y estoy a un paso de muchos objetivos que me quedan por lograr.
¿Colocolino de siempre?
Sí, de los cinco años que vengo a ver los partidos. Venía siempre a la Garra Blanca con un grupo y pude disfrutar a Matías Fernández, al Mago Valdivia, Chupete Suazo, aproveché a esa gran generación. Después cuando los conocí siendo sparring, recordaba esos tiempos cuando era chico y los veía de lejos.
Y dentro del estadio, ¿cómo te comportabas?, ¿te sabías los cánticos?
Sí, la verdad es que era un garrero más, jajá. Me sabía todos los cánticos y como era chico, una de las cosas que más me daba miedo era cuando Colo Colo hacía un gol y toda la garra bajaba, me ponía a llorar, jajá.
Y hoy, esos amigos del barrio con los que ibas al estadio, ¿qué te dicen?
Están contentos, me dicen que están orgullosos, porque han visto todo lo que he tenido que pasar. Han estado conmigo siempre y me dicen que soy el único que he sacado la cara por la población. Me ayudan, pero también me retan cuando hago algo malo.
Viviendo en un barrio complejo, ¿es difícil no desviarse del camino?
Yo creo que sí. De hecho hubo un tiempo que yo también me desvié un poco. Fue en la época del Superclásico anterior,
¿Y qué pasó esa vez? Ibas a ser titular, pero faltaste a entrenar y casi no firmaste tu contrato…
Hubo un poco de irresponsabilidad, inmadurez, no sabía aprovechar bien las cosas, pero todo eso me sirvió para crecer, madurar como persona y ahora poder triunfar.
La fama repentina hizo de las suyas ahí…
Sí, debo reconocer que se me subieron un poco los humos a la cabeza, además tenía problemas familiares con la separación de mis padres y eso también me afectó, pero ya está todo superado.
Como tú dices hoy todo cambió. Tienes contrato, eres titular, ¿qué sigue?
Quiero mantenerme aquí, seguir ganándome el puesto, jugar partidos históricos como fue el clásico con la U, salir campeón y en el futuro irme a otro equipo afuera. Mi sueño es jugar en algún equipo inglés como el Liverpool..
Y me imagino que también quieres ayudar a la familia…
Quiero comprarle una casa a mi mamá, ese es un sueño lindo que tengo. Ella se ha sacrificado por mí, ha dado todo y nunca me dejó solo, ojalá pueda cumplir ese anhelo.
Por último, tú como canterano, ¿cuál crees que es la gran ventaja que tienen por sobre un extranjero o alguien que llega desde un equipo chico a Colo Colo?
La ventaja es que nosotros sentimos más la camiseta, no digo que los demás no la sientan, pero nosotros hemos estado en todo el proceso, hemos pasado de todo acá. Un canterano desde chico sabe lo que es la presión y que todos los partidos hay que ganarlos, esa es la diferencia.
Video: el saludo de Pavez para los hinchas