El Gráfico Chile

Columna de Carlos Costas: Una redonda emoción

"Una de las cosas entretenidas que me pasó este año, además de cubrir el Mundial, fue montar junto a mis compañeros de Radio Futuro un programa de vinilos", cuenta.

Por Carlos Costas

No queda nada para el 18. Después de Fiestas Patrias sin darnos cuenta ya estamos celebrando la Pascua y en eso se nos fue el año. Este clásico y majadero tópico en la conversación con el taxista, el almacenero o en una charla sin mayor compromiso tiene bastante de verdad. Entramos en tierra derecha y una de las cosas entretenidas que me pasó este año, además de cubrir el Mundial, fue montar junto a mis compañeros de Radio Futuro un programa de vinilos. Durante una hora, nos dedicamos a pinchar discos aprovechando el renacer de un formato que muchos dieron por muerto. Afortunadamente nunca me deshice de mis long-plays de Iron Maiden, Pink Floyd, Slayer y otras cosas más específicas como Watchtower y Testament así que echando mano a mi colección, y a la de colegas y amigotes de la radio del rock, todas las tardes hacemos el programa con esa emoción y adrenalina que significa reproducir la música desde las tornamesas y no desde un computador.

Varias veces he estado tentado -y algún día prometo que lo voy a hacer- de aprovechar el espacio para hacer girar algunas joyitas en vinilo con carácter futbolero. Creo que sería gracioso y desconcertante para muchos poner al aire, por ejemplo, el himno de Digeder. Fue una canción que se ocupó por años para marcar el final de cada jornada deportiva en el Estadio Nacional. Igual que el tema característico del Jappening con Ja, provoca nostalgia y hasta cierta tristeza volver a escuchar: “El deporte es lenguaje natural, de unidad, practicándolo en familia, mi familia y tu familia se unirán. Ven chileno, te invito a participar (…) Dios creó en mi país un estadio natural, tómalo, úsalo para tu recreación. Descubrir la juventud, el deporte es salud. Competir y vencer junto con la Digeder…”. Asociada a los duros años de dictadura, esa canción acompañaba la salida del público, mientras en televisión o radio entrevistaban a la figura del partido y uno escuchaba de fondo esa música mientras hacía tareas o preparaba el uniforme para el día siguiente. No recuerdo bien cómo llegó a mis manos este single 45 en perfecto estado. Por ambos lados viene la “Canción del Deporte Chileno”, compuesta por Luis Urquidi con arreglos de Miguel Zabaleta.

En ese mismo formato de 45 rpm, se editaron los relatos radiales de Julio Martínez en el Mundial del 62. Fueron grito y plata en la época y hoy son piezas de colección. En una feria en Viña del Mar encontré “Momentos Estelares” del sello Philips con el relato de JM para el triunfo de Chile ante Unión Soviética en Arica y su célebre: “Justicia Divina”.

El vinilo fue un soporte importante para el registro de las hazañas la Roja en ese Mundial. De cabro chico me pasé varias tardes escuchando “El Mundial visto por Minería”, un disco que después nunca supe dónde quedó. Hace un par de años me conseguí un ejemplar de “Chile en la Copa del Mundo 1962” con relatos de Hernán Solís y comentarios de Sergio Brotfeld. Valioso documento que el sello Odeon promocionaba anunciando en su carátula todos los goles de la selección y una exclusiva: La voz del dirigente Carlos Dittborn y su recuerdo del discurso en Lisboa cuando se obtuvo la sede ante los delegados de FIFA.

Otras curiosidades de esta discoteca futbolera son “Everton en el Corazón. Los Goles del Campeón” con la campaña de 1976. Los relatos de Hernán Solís para Radio Nacional fueron prensados en este álbum junto a los comentarios de Juan Cugnieut y la pegajosa melodía del “Ever for Ever” celebrando la tercera estrella viñamarina. De Montevideo me trajeron de regalo un LP con todas las marchas y canciones de Argentina 78 que suena impecable. Cachureando entre discos usados descubrí uno que documentó toda la campaña de Universidad Católica en el Ascenso y su regreso a Primera. Costaba 50 lucas y obviamente no lo compré.

GRAF/PS

 

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