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Por Gonzalo Pérez Amar – El Gráfico Chile
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El Superclásico 177 del fútbol chileno estaba por terminar y el marcador electrónico del Estadio Nacional indicaba un empate a un tanto. Hasta que en el último minuto de partido, Mathías Corujo hizo una mano en el área y Eduardo Gamboa no tuvo dudas en cobrar penal. Esteban Paredes remató con nervios de acero y decretó el 2 a 1 final a favor de Colo Colo.
Tras el pitazo final, los jugadores de Colo Colo celebraron con todo, se dirigieron donde los 1500 hinchas que pudieron ingresar al recinto de Ñuñoa y les lanzaron sus camisetas en señal de agradecimiento. Luego vinieron los cánticos de los fanáticos albos y los jugadores no dudaron en acompañarlos. Formando un círculo, los dirigidos de Héctor Tapia festejaron en la cancha y después se retiraron al camarín 14.
Pero los festejos no habían terminado. Ya en el bus que los llevaba de vuelta al hotel de concentración, los jugadores comenzaron a golpear los vidrios y seguir con los cánticos. “Un minuto de silencio para el chuncho que está muerto”, fue la canción favorita del plantel a su salida del Estadio Nacional.
Cuando el bus ya se retiraba rumbo al hotel, los hinchas de Universidad de Chile comenzaron a insultarlos y la respuesta desde el bus fue clara: “Colo Colo es Chile y las madres puros giles” se escuchó desde el vehículo y también se vieron unas U invertidas desde las ventanas. En los albos todo era alegría.
GRAF/PS