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Por Pedro Marín Roldán
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Para lograr un buen rendimiento en las disciplinas que cumplen los deportistas de alto rendimiento del país, deben realizar un entrenamiento duro, acorde a sus condiciones físicas y de mucho sacrificio. El competidor debe estar preparado para todo tipo de circunstancias y en un ato porcentaje, tener una rápida recuperación para seguir con los sueños intactos de alcanzar los objetivos trazados.
Por lo mismo, pasan horas y horas entrenando y buscando las mejores alternativas para estar en perfectas condiciones físicas y bajo ese punto es que varios son los que tienen un secreto que pocos conocen, pero que les permite tener un mayor rendimiento y rápida recuperación.
En la clínica Meds se encuentra la Cámara Hipoxia normobárica, utilizada por los principales deportistas nacionales e incluso, fue uno de los “chiches” del ex cuerpo técnico de Colo Colo para recuperar y mantener en forma al plantel durante el exigente primer semestre que tuvieron.
El coordinador de la cámara hipoxia, Daniel Casanova en conversación con El Gráfico nos detalla la “magia” de este trabajo y las ventajas que se pueden obtener. “Es una cámara hipoxia normobárica. Esta cámara tiene menor concentración de oxigeno y no existen cambios de presión dentro de ella a diferencia de la hipobárica. Acá disminuye la concentración de oxigeno disponible para el entrenamiento”.
“La cámara a través de un software simula una altura y nos permite regular la altura que nos permite. la hiposa llega hasta los 3600 metros, que son los estándares FIFA para disputar un partido de fútbol y la utilizamos para el área de salud donde entrenan personas con problema de obesidad y presión arterial”, añade Casanova.
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Colo Colo fue el primer equipo nacional en realizar trabajos en la cámara hipoxia que se encuentra hace un año en el país.
Jaime Valdés, Esteban Paredes, Jean Beausejour y Esteban Pavez fueron los jugadores que recurrieron a la cámara hipoxia y Casanova explica los motivos de las constantes visitas de los crack albos.
“Las ventajas que obtenían era obtener una mejor recuperación después de un ‘sprin’ intenso. Es una cascada de estimulación en la capacidad aeróbica, tolerancia al esfuerzo y en la potencia anaeróbica. Más que por la edad, es por el puesto que tienen los jugadores y por el desgaste que realizan durante un partido. Nosotros utilizamos protocolos específicos y generalmente ellos están entre tres mil a tres mil 300 metros de altura“, sostiene el coordinador, quien monitorea desde el software la reacción de los deportistas.
“En el caso de jugadores que están lesionados o suspendidos, aumentan las cargas acá y sobre todo en el caso de lesiones donde deben mantener sus capacidades físicas, la cámara le permite tener una mayor recuperación y eso se hace en coordinación con los PF de los equipos”, agrega.
Desde Tomás González a Ignacio Casale
No sólo el plantel albo utilizó la cámara hipoxia desde su llegada a país, sino que otros destacados representantes nacionales en otra disciplina, también la han requerido para tener un mejor desempeño en su actividad.
“La ‘Crespita’ Rodríguez, Tomás González, Ignacio Casale, Felipe Van de Wyngard y Felipe Barraza, entre otros han venido a prepararse para sus competencias acá“, asegura Casanova.
Pero, ¿Cómo es el trabajo? ¿Es llegar y entrar? Casanova explica como es el proceso normal de los deportistas antes de ingresar y con quien se encuentran dentro de la cámara hipoxia que mide 6×6 metros.
“Los deportistas están dentro de la cámara con un profesor de educación física que va monitoreando la ejecución del protocolo y los parámetros fisiológicos, ya sea la presión arterial, frecuencia cardiaca, la saturación de oxigeno y percepción de esfuerzo y a través de eso va regulando si van cumpliendo dicho protocolo“, indica el coordinador.
“La presión no cambia, pero si la concentración de oxigeno. En cualquier lugar existe un 21 por ciento de oxigeno, mientras que dentro de la cámara un 12 por ciento. La ventaja es una preaclimatización a la altura. Por ejemplo, Casale y González vienen antes de partir a grandes desafíos”, concluye Casanova sobre las maravillas del lugar.
GRAF/PIMR