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Los dichos: “No se debe festejar antes de tiempo” y “La competencia no termina hasta que termina”, no podrían tener mejores ejemplos.
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Durante la final de los 10 mil metros en la categoría femenina le ocurrió una desgracia a Molly Huddley. La estadounidense estuvo cerca, muy cerca, de subir al podio y colgarse la medalla de bronce.
Pero se confió, bajó el ritmo en la recta final y fue superada por su compatriota Emily Infield, quien aprovechó la oportunidad para obtener el tercer puesto.
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No es la única desgracia en el atletismo. En julio pasado, el estadounidense Ben Payne lideraba el maratón de Atlanta, pero decidió festejar antes de cruzar la meta y fue superado en un final de fotografía por British Scott.
Y en abril pasado, Tanguy Pepiot también fue víctima de burlas en una prueba de obstáculos universitaria en Estados Unidos.
Pepiot tocaría la gloria en unos cuantos pasos en el Pepsi Team Invitational, pero al ver que tenía una cómoda ventaja sobre Meron Simon, levantó las manos en señal de triunfo… Miren el final:
En el fútbol americano también han sucedido “bloopers” similares. En un duelo colegial entre las universidades de Utah y Oregon, el receptor Kaelyn Clay soltó el ovoide antes de ingresar a las diagonales para iniciar su festejo. Los rivales aprovecharon el descuido para tomar el balón y anotar.