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Diego Espinoza Chacoff
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Un partido de dulce y agraz vivió el volante y capitán colombiano James Rodríguez en el Estadio Nacional. El futbolista del Real Madrid asumió el liderazgo de los cafeteros tras las ausencias de Juan Cuadrado y Fredy Guarín, y por eso se concentró en apoyar a sus compañeros más que en la creación del juego.
En los primeros minutos, Rodríguez trató de marcar sin éxito a Jorge Valdivia en el mediocampo y tampoco pudo penetrar la férrea defensa que le imponía Gonzalo Jara en la derecha de la última línea de Chile.
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Sumado a eso, el 10 cafetalero tuvo que sufrir las ensordecedoras pifias de los más de 44 mil hinchas chilenos que lo molestaban cada vez que tocaba el balón y se acercaba al banderín del córner para ejecutar un tiro de esquina.
Pese a eso, la noche de James cambió cuando el mediocampista se cambió a la banda izquierda del ataque desde donde se posicionó en el segundo lapso, y desde donde apareció para marcar el gol que le dio el empate a Colombia con la Roja a los 67 minutos de partido.
Con su tanto el colombiano mejoró y mostró lo mejor de su repertorio con gambetas y enganches que lo hicieron llegar al Santiago Bernabéu. Tras ese buen momento, Rodríguez no desequilibró más y sólo fue un punto to coinciliador entre chilenos y cafeteros que subieron mucho sus grescas cuando el duelo terminaba en el Nacional.
GRAF/GP