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Por Pamela Romero Novoa
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Adriano Castillo, el actor que interpretó al famoso Compadre Moncho en la serie Los Venegas es un hípico de corazón. Al momento de esta entrevista se encontraba en un Teletrak del centro de Santiago jugando para la Triple Corona del Bío Bío. “Acabo de ganar una trifecta, le acerté por cábala”, comenta.
La historia de su amor por las carreras de purasangre se remonta antes de su nacimiento: En el año 1938 su padre era maestro de construcción y dirigente sindical. Junto a Pablo Neruda y amigos de izquierda lograron traer a Chile el barco Winnipeg, donde venían refugiados españoles, entre ellos otro maestro en construcción con el que Manuel Castillo, padre de Adriano, creó una empresa consultora.
Ambos ganaron la licitación para construir la Estación de Concepción y el Hospital de Concepción. Es ahí, en la ciudad Penquista, cuando en 1943 nace Adriano. Cuenta que su padre tenía buena posición económica y compró al rededor de 12 caballos para que corrieran en el Club Hípico de Concepción.
A los 5 años el ex institutano llega a vivir a Santiago, a tres cuadras del Hipódromo Chile. Por lo tanto, las visitas al reducto de Independencia se hacían regulares, tanto así que desde “La Palma” le regalaron un carnet especial a “Los Castillo” para que no pagaran entrada. Todo iba bien, hasta que su hermano cayó enfermo.
“Mi hermano Juan toma una epidemia de los años 50′, fue una meningitis que mató a muchos niños. Mi padre estuvo dos años defendiendo a mi hermano de esa enfermedad. Vendió todo, trajo medicamentos de EE.UU., se contactó con preparadores de allá. Lo mantuvo vivo dos años y luego murió”, dice Adriano.
Luego de este lamentable hecho, se acabó la buena situación económica en la familia y los caballos quedaron en el olvido. “Después de ese episodio nunca más vi a mi papá apostando a las carreras”. Sin embargo, la mística de la hípica ya había enamorado al ex Compadre Moncho.
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“Llevo jugando más de 50 años. Me entretiene mucho. Es una forma extraordinaria de relajarse. Desde que inventaron el Teletrak es mucho más cómodo, se viene al centro a tomar un café y listo”. En el pasado, Adriano visitaba el Club Hípico con su amigo Arturo Moya Grau. El llamado “Padre de las teleseries” era accionista del lugar y aprovechaban de ir al 5to piso a ver a las “mujeres bien vestidas”.
“Al Hipódromo voy de vez en cuando o cuando me invita Julio César Rodríguez a hacer unos programas especiales”. Nunca se ha encontrado con Antonio Vodanovic dentro del mundo hípico, sí lo ha hecho con Ítalo Passalacqua. “Nos topamos hace tiempo, como hace 20 años atrás, él tenía caballos, hace tiempo que no lo veo”, comenta.
Sin duda, a todo amante de los purasangres le encantaría tener uno propio. “Me habría encantado, pero nunca tuve la plata suficiente para tener caballos. Este es un gusto muy caro, a mí no me ha ido mal pero como para tener caballos de carrera no. Para eso hay que tener una cuenta bancaria abultada”. Lamenta el ex estudiante de Química y Farmacia de la Universidad de Chile.
Sobre si en la hípica se pierde más que se gana, Adriano Castillo tiene una opinión particular. “Creo que si al final del año hicieras una raya para suma, saldrías ‘ra-ra’. El lunes puedo acertar a una carrera, luego voy a Conce y no gano nada, después voy al Sporting y acierto a dos. O sea, si hicieras una contabilidad durante el año salías ‘ra-ra’. Pero lo que entretuviste no te lo paga nadie”, sentenció el actor.
Que no se extrañe si ve al Compadre Moncho en el centro de Santiago. Va y vuelve del Teletrak Matias Cousiño. “Habitualmente voy durante la tarde a tres o cuatro carreras todos los días como a las 6:30 de la tarde y me quedo hasta las ocho. De ahí me voy para la casa”.
GRAF/PRN