El Gráfico Chile

Columna de Colo Colo: La única solución es la democratización

"Si algo tienen en común los nuevos dirigentes SADP, es que no les gusta la gente. Así de sencillo. No les gusta, la quieren lo más lejos posible", afirman los autores de la columna.

Mauricio Valencia (@Maurolog0) y José Miguel Sanhueza (@albohemio)

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Movimiento Colo Colo de Todos (@colocolodetodos)

Es semifinal de Copa Chile. En la llave de ida, Colo Colo abrochó un triunfo estrecho que le entregaba la primera opción para acceder a una final. Del otro lado, una Unión Española salía decidida a jugarse su opción. Decisión que se vería premiada con un 1-0 injusto por la forma (penal que existió sólo en la mente de Patricio Polic), pero ajustado a lo que se veía en la cancha. Colo-Colo sale a buscarlo, entra Paredes, se juega mejor el segundo tiempo, sale el empate en los pies de Vilches. La Unión se va con todo, Colo-Colo se complica. Nos empatan en el minuto 95 y a penales. Justo Villar se agiganta una vez más, mientras el discutido Vecchio cierra con broche de oro una definición dramática que nos pone en una final a la que no accedíamos desde hace 19 años.

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Sin duda un lindo espectáculo, con un desarrollo emocionante para cualquier amante del fútbol. Un partido que ameritaba un gran marco de público. Sin embargo, el panorama fue otro: apenas cerca de 4 mil personas en las graderías del Estadio Santa Laura. Y es que a las complicaciones propias de un día de semana y el tráfico de la hora punta, Unión Española SADP decidió agregar el otorgar apenas mil entradas para hinchas colocolinos, estableciendo además un engorroso e innecesario ticket de ir a canjear un ticket físico en horarios laborales.

Una decisión que está lejos de ser aislada. Se suma a otras brillantes ideas como prohibir a los niños el acceso a las galerías (mientras en las otras localidades se les cobra como adultos), o el reciente “un RUT, una entrada” implementado por Blanco y Negro SADP, astuta medida gracias a la cual un hincha que no puede asistir al estadio no tiene derecho a regalarle su entrada a un amigo.

Extrañarse sería un error. Si algo tienen en común los nuevos dirigentes SADP, es que no les gusta la gente. Así de sencillo. No les gusta, la quieren lo más lejos posible. Si el estadio estuviese vacío no les importaría, mientras mes a mes los ingresos del CDF y por merchandising permitan aparentar cifras azules. Es así, está en su ADN, en el ADN de este modelo de gestión del deporte.

Si no les gusta la gente en el estadio, menos aún les gusta la gente participando y tomando decisiones. Así nos lo dejaron claro al momento mismo de concebir este modelo de sociedades anónimas. En los ’90 los medios de prensa y las autoridades políticas nos llenaron con imágenes de clubes con deudas gigantes y atrapados por prestamistas de dudosa reputación. Entre medio, nos dijeron que la única solución a esta crisis eran las Sociedades Anónimas Deportivas (SADP), que permitirían la llegada de “gente seria” a hacerse cargo de los clubes, siendo supervisada por la Superintendencia de Valores y Seguros como cualquier empresa.

El empresariado gozaba entonces de un gran prestigio. Eran “el motor de la economía”, “los que generaban empleo”. Por lo mismo no existió gran oposición a la Ley SADP y con ello se abría paso a que empresarios se hicieran cargo de todos los Clubes del fútbol profesional. La opinión pública creía masivamente en actores políticos que aseguraron que de la mano de la privatización de los clubes se aseguraba la transparencia de la actividad. Quienes intentamos dar la pelea frente a dicho proceso fuimos confinados a ser meros espectadores del proceso de privatización del fútbol.

Hoy en día a nivel país vemos cada día nuevas imágenes de cómo los grandes empresarios que controlan casi la totalidad de la actividad económica nacional, y también el fútbol, se coluden para subir precios de la industria farmacéutica, alimenticia y de higiene. De la misma manera como se coludieron para sacar a Harold Mayne-Nicholls de la ANFP y poner a Sergio Jadue como presidente, y con eso hacer negocios con el Canal del Fútbol y la selección chilena. El mismo Sergio Jadue que hoy viaja a Estados Unidos a declarar ante el FBI sobre los casos de corrupción que afectan al fútbol sudamericano y en especial a la ANFP, mientras vemos como dirigentes de clubes, periodistas y políticos hacen esfuerzos retóricos sobrehumanos por desentenderse y apuntan a Jadue como principal y único responsable de la crisis. Todo sea con tal de desligar de responsabilidad a otros involucrados, y lo más importante, no alterar el modelo de gestión privada de cada club ni tampoco el esquema antidemocrático con que se elige al directorio de ANFP.

La salida a esta crisis no está solo en un cambio de caras en el directorio, mucho menos en el gerenciamiento de la ANFP. La solución no está en volver un Miguel Nasur que aportó muchísimo en generar crisis en el fútbol, ni un Arturo Salah que fue rostro de la promesa de mayor transparencia con las SADP, promesa cuyos nulos resultados están a la vista de todos. La solución no pasa por renovar rostros. La única salida de largo plazo posible y verdadera a esta crisis está en la gente. Está precisamente en aquello de lo que más carece este modelo de administración: democracia, participación activa y vinculante de los hinchas y socios en cada club.

Avancemos entonces en un modelo de gestión integrador, democrático y participativo. Un sistema que no le tenga miedo a la gente en el estadio ni organizándose, sino que la convoque, la incentive y la promueva. Un modelo que no esté limitado a la capacidad económica de cada individuo, sino a su capacidad creativa e innovadora. Impulsemos el debate y la discusión en todos los niveles y espacios de cada institución. Al mismo tiempo, como hinchas promovamos la articulación entre nosotros sin importar la camiseta ni los colores. El adversario hoy no es el clásico rival sino aquellos que han destruido lo que más amamos.

GRAF/RR

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