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Por: Sebastián Díaz Pinto
Socio Asociación Hinchas Azules
El 2015 fue un año que tuvo de todo en el deporte más lindo del mundo. En lo deportivo, un campeón nacional inédito, un Chile campeón invicto de Copa América, a nuestra Universidad de Chile entre luces y sombras, ganándole al clásico rival la final de Copa Chile, y en la galería con la definición del Torneo de Apertura (que aún tiene un partido pendiente) devenida en una de las mayores bofetadas al Plan Estadio Seguro, hechos de violencia en los estadios acontecidos en aquel partido que hacen visible, al menos, una revisión en serio por parte del Ejecutivo a las políticas relacionadas con el fútbol.
El año que nos deja, por otro lado, también hizo salir a la luz pública; escándalos, fraudes y colusiones que remecieron las estructuras del modelo administrativo a todo nivel, y que claro está, son prácticas (y malas) de las que el fútbol chileno no quedó ajeno, muy por el contrario, me atrevo a decir que el balompié nacional termina el año sumido en una de sus peores crisis dirigenciales.
En lo referido a lo futbolístico, un año de dulce y agraz para la Universidad de Chile. El equipo, luego de cerrar 2014 con la estrella diecisiete, se encumbraba en el desafío de consolidar en 2015 el nivel de juego que venía exhibiendo. Lastimosamente, no fue así. Se perdió la idea de juego. Jugadores con una merma de rendimiento y lesiones, sumándole a eso un Martín Lasarte con problemas de salud durante la primera parte del año, fueron factores que condicionaron las opciones de la U a la hora de ser competitiva a nivel nacional e internacional.
La rápida eliminación en fase de grupos de Copa Libertadores marcaría la pauta de un rendimiento oscilante durante el transcurso de la temporada. La misma dinámica ocurrió en los clásicos. Ya se hace costumbre salir victoriosos de San Carlos de Apoquindo cuando nos toca visitar a la UC, en cambio, cuando visitamos Pedrero, ni jugadores (salvo Johnny Herrera) ni ningún cuerpo técnico ha sabido de victorias en la cancha del clásico rival desde hace ya 15 años. Aunque este año la U dominó y jugó mejor, no supimos reflejar esa superioridad en el marcador y nuevamente nos fuimos con las manos vacías. Urge envolver del simbolismo y de la mística de antaño a los jugadores y cuerpo técnico, enarbolar la importancia del Banderazo (que volvió este año) que se realiza el día previo y, también, de lo que significa para todo hincha de la U ganar en aquel estadio, haciendo hincapié en todo el esfuerzo que implica conseguir una entrada, en todos las incomodidades y cargadas que se cometen contra nuestros jugadores y también en los abusos de los que somos víctimas, nosotros, camaradas, que vamos a romper la voz aquel día.
Martín Lasarte Arróspide llegó a la U buscando su revancha en Chile. Si vamos a la estadística, ella dirá que la consiguió, su año y medio en Universidad de Chile culminó con tres títulos: Apertura 2014, Supercopa de Chile 2015 y Copa Chile 2015. Obtuvo el mejor rendimiento histórico en torneos cortos: 86% en 17 partidos jugados con 14 victorias, 2 empates y sólo una derrota. No sin luchar se derrotó a Universidad de Concepción para ganar la Supercopa en partido único. Y para culminar la tarea, en una final soñada y a la manera que le gusta ganar a la U —sufriendo hasta el último suspiro—, levantar frente al clásico rival y en cancha neutral la Copa Chile. Podrán los puristas conversar muchos cafés sobre la defensa de la idea de juego, de las formas, del planteamiento en los partidos clave, si se privilegió un torneo por sobre otro, y un largo etc. pero, lo que quedará para el registro serán los números y estos son innegables. Hasta ahora, Ballet Azul ha habido uno solo y mucho sentido hace la frase de Franz Beckenbauer que reza: «Cruyff era mejor jugador pero yo fui Campeón del Mundo.»
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Punto aparte merecen los jerarcas y dirigentes del fútbol, tanto a nivel internacional como nacional. Alguna vez, el genio del fútbol mundial (Maradona) dijo «la pelota no se mancha». Al parecer, estos buenos muchachos no lo escucharon, porque la pelota hoy está más sucia que nunca. La FIFA, que si fuera un país, sería la octava economía del mundo, es investigada por el FBI. Desde Josep Blatter hasta los timoneles de las distintas federaciones que la integran, se ha perseguido y detenido a varios dirigentes en Europa y Sudamérica y ¿cómo no? la ANFP no escapó a las investigaciones ni tampoco su suspendido presidente con «licencia» en Miami, Sergio Jadue. Si rememoramos al 4 de julio y le preguntáramos a cualquier ciudadano de a pie sobre qué opinión le merecía en aquel entonces el timonel de la ANFP, no sería raro que éste se hubiera deshecho en elogios.
Ahora bien, te aseguro, estimado lector, que si repetimos la misma pregunta hoy en día, la opinión sería diametralmente opuesta. Resulta increíble como nos obnubilamos en la alegría de l título de Chile, estábamos presenciando quizá un cambio de mentalidad. Plaza Italia ya no estaba colmada de gente por ganarle a Bolivia (con todo el respeto que me merece la hermana selección de aquel país) ni por salir terceros nuevamente. La selección nacional al fin levantaba una Copa y sólo eso importaba, ni señales del escandaloso vendaval que se avecinaba. Da para pensar que, desde el fervor de la victoria se pase en tan sólo unos meses, a las dudas, a las investigaciones, a la falta de credibilidad, al silencio cómplice y hasta presenciar la televisada huída (en pleno debut de Chile en las Clasificatorias) cual hampón, de Sergio Jadue a Estados Unidos para «colaborar con la justicia». Ellos, los que se dicen «gente de fútbol» y dicen querer lo mejor para él, son los mismos que lo están destruyendo. Que triste y vergonzoso espectáculo todo.
Pero camaradas, no nos quedemos en la tristeza, ni menos en la vergüenza. Hay gente que trabaja día a día, sostenida y seriamente por revertir este escenario, por medio de nuevas prácticas y trabajo desde y con las bases, buscando nexos y acercamientos con distintos actores para crear nuevas realidades. La Asociación Hinchas Azules ha llevado a cabo distintos tipos de actividades a lo largo del año: se han organizado y participado de conversatorios, foros, campeonatos, también se han sostenido reuniones con distintos actores, con representantes de la Casa de Bello y con gente del mundo parlamentario. Fue un 2015 cargado de actividades, que nos reafirma la convicción que sólo en base a la horizontalidad, la transparencia y el trabajo serio, seremos capaces de transformar la realidad, apuntando a devolverle la dignidad al hincha, a recuperar espacios de participación que nos lleven a mirar con orgullo el camino trazado y avanzar dejando atrás el nadir para ir en busca del zenit, aquel que nos muestre un horizonte cada vez más azul, ya sea en 2016 y en todos los que vengan.
GRAF/DE