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Por: Nicolás Ponce Salazar
Filial José Daniel Morón, El Bosque.
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El partido del sábado con Unión Española en el inicio del Campeonato Nacional, tuvo en la previa antecedentes interesantes que colorearon el empate entre albos e hispanos.
La contratación de un solo refuerzo antes de iniciar el campeonato, la falta de difusión del inicio del torneo por el conflicto que envuelve a la ANFP con Jorge Sampaoli, la violencia en el partido entre Santiago Wanderers y Colo-Colo en Valparaíso, hicieron que en el ambiente entorno al Monumental, se tornara un tanto extraño.
Sin embargo y a pesar de ese clima hostil entre la hinchada y la concesionaria, dado por la poca representatividad que tiene Blanco y Negro con los hinchas de Colo-Colo, el partido motivó a las mismas 10 mil personas que con frío o calor asisten con frecuencia a la cancha de David Arellano y no cesan de alentar al popular.
Los primeros minutos de partido se vio a un Cacique con hambre, con movilidad en el medio campo y un Martín Rodríguez ansioso y con ganas de tirar hacia adelante. Claudio Baeza no estuvo fino y por ahí la pelota se colaba en el arco pero el travesaño ayudaba al campeón para mandar el esférico afuera.
De ahí en más Colo-Colo perdió la pelota, Jean Beausejour se veía demasiado agotado en la punta izquierda, Jaime Valdez perdía balones en la salida, Esteban Paredes la mandaba al saque de fondo tras un remate desviado con pierna derecha en la boca del arco y la Garra Blanca detenía el fútbol antes del fin de la primera parte.
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Todo el espectáculo de la galería tenía razones deducibles, la celebración de la estrella 31, y demostrar nuevamente que el Plan Estadio Seguro no sirve, no funciona, que está mal hecho y mal implementado, las bombas de estruendo y tronadores, el ingreso del bombo y un lienzo que cubría el sector Arica con la frase «Vivimos en gloria», formaron parte del carnaval «garrero» y eliminarlo no será tan fácil.
Tampoco la solución es mandar al sector Arica a 30 Carabineros de fuerzas especiales pegándole a lo que se mueva buscando el bombo o los tronadores, ya que esa tarea, deberían hacerla antes. Y no me refiero a revisar a la barra cinco veces antes de entrar a la cancha, sino que hagan bien su trabajo y encuentren los focos de distribución del artificio, que supuestamente está prohibido en Chile, pero que fin de semana tras fin de semana lo vemos en las canchas del fútbol chileno, en algún espectáculo música, en las celebraciones de año nuevo o hasta en la misma navidad. Sin embargo, es más fácil cargarle la mano a los inadaptados, a los cumas, a los delincuentes que para los medios de comunicación están en la Garra Blanca.
El segundo tiempo Colo-Colo propuso con más garra que fútbol ir por el primer tanto, lo consiguió gracias a uno de los puntos altos, Martín Rodríguez, quien luego de una enredada jugada metiera un zapatazo imposible para Nery Veloso y abriera el marcador.
A pesar del primer tanto y el desahogo de la gente en las tribunas, seguimos dando ventajas en la defensa y tras un error infantil, el primer refuerzo de la Unión Española, Diego Churín, hacía celebrar a los 50 hinchas hispanos reunidos en el sector Magallanes del Monumental.
De ahí en más, perdimos la claridad, José Luis Sierra miraba a la banca y no encontraba la solución en los juveniles del primer equipo, el colombiano, único refuerzo hasta ahora del cacique, no hallaba la precisión que necesitaban sus compañeros y los minutos pasaban cada vez más rápido, se firmaba el empate en el Monumental que deja claro a la concesionaria que el plantel necesita dos buenos refuerzos que den el ancho para vestir la camiseta de Colo-Colo, camiseta que por lo demás esta temporada tendrá competencia desde el Club Social y Deportivo Colo-Colo, porque desde el directorio oficializaron la tricota «rebelde», con los colores originarios del club, que busca concientizar a los hinchas del cacique a respetar la historia, los colores y la tradición del equipo más grande de Chile.
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