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Luis Rivera Talpen
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Las apuestas deportivas han tomado un protagonismo mayor en el deporte mundial. No hay dudas. Han logrado auspiciar a clubes como el Real Madrid e, incluso, un Grand Slam de tenis, como el Abierto de Australia. Su popularidad ha crecido a tal punto que cada vez más aparecen sitios especializados, con nacionalidad propia y con la chance de pagar en moneda local.
Según una publicación del diario El Mundo, en todo tipo de deportes, se mueven alrededor de 71.000 millones de dólares al año por apuestas, incluyendo presenciales y online. De ellos, el 11,9% (US$ 8.500 millones) pertenece a movimientos relacionados con el tenis, la actividad que terminó siendo manchada por denuncias de arreglos masivos de partidos.
Pero ¿cómo lo hacen los apostadores para conseguir información privilegiada de los tenistas e invertir de manera segura? Y ¿cómo lo hacen las casas de apuestas para tener datos e ir modificando los factores a pagar? Según cuentan algunos tenistas a El Gráfico Chile, el sistema es prácticamente anónimo y funciona así:
Los apostadores o las mismas casas de apuestas envían emisarios a los torneos con la misión exclusiva de recopilar datos, con el entorno de los jugadores o directamente con los deportistas. Todo sirve. Una pequeña lesión, los trabajos con los fisioterapeutas, un dolor que molesta. Los datos significan modificar un factor, en el caso de los sitios, o apostar seguro a quien podría ganar o perder, en el caso de los apostadores. El detalle de los «enviados especiales» es clave, sobre todo cuando hay amplio margen entre el ránking de los tenistas.
Eso ocurre en el tono de la ilegalidad, pues también existen casas de apuestas oficiales donde el ranking, una buena o mala temporada o el frente a frente entre singlistas termina por definir los factores.
«Hay manejo de información. Eso es ilegal siempre, en todo ámbito, por algo los jugadores tenemos prohibido apostar en el tenis. Me han ofrecido varias veces dinero, sobre todo apostadores individuales, pero jamás he aceptado y tampoco lo haría en el futuro. Lo más sagrado en el deporte es el espíritu competitivo, eso es lo que busco transmitir. La forma de combatir esto es hacer una buena campaña, pero también dando premios más dignos«, comenta la tenista Andrea Koch.
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¿Cómo es en el fútbol?
La información al instante que manejan las casas de apuestas llega a sorprender. Desde el clásico Barcelona-Real Madrid al partido menos atractivo de la liga islandesa, es el amplio abanico que los apostadores tienen para elegir donde poner su dinero.
El sistema para estar presente en todos los partidos no es tan complicado. Y con el tiempo se ha adaptado a las tecnologías. En un principio, las casas de apuestas contrataban a una persona, que en el estadio, relataba por teléfono cada segundo de un encuentro, sin pausas y sin perderse detalle alguno, siempre en idioma inglés.
Sin embargo, hoy las empresas dedicadas a esta actividad han entregado un nombre de usuario y una clave, como se hace con una cuenta de mail o red social, donde el funcionario ingresa a una aplicación y va tecleando los entretelones de un compromiso. En ambos sistemas, la mayoría de la gente reclutada no sabe para qué casa de apuesta trabaja. De hecho, en un inicio, quien acepta tiene dudas si al final tendrá su recompensa económica prometida.
Un periodista chileno, quien no quiso revelar su nombre, complementa sus labores con este trabajo hace cinco años. Y narra: «Se analiza qué equipo viene ganando, quién gana más de local, los jugadores presentes, los ausentes, los lesionados. Todo. Se envía un informe. Pagabas tu entrada, como hincha, y empezabas a relatar el partido. Como contarle a un amigo. El equipo A defiende, el B tiene la pelota en el medio, córner, amarilla, falta, roja, etc. Así, tenías que hablar los 90 minutos. Lo curioso es que no sabías de dónde te llaman, ni con quién hablabas. Todo era anónimo y lo sigue siendo».
La misma persona, además, dice que ese sistema es más moderno. «Ya no te llaman, entras en tu propio teléfono. Se simplificó porque ahí uno va digitando lo que pasa en la cancha y no lo tienes que ir diciendo. Antes me miraban en el estadio como si fuera un loco hablando solo. Hoy te bonifican la entrada del estadio y si necesitas bencina para movilizarte, también la pagan. Esto es muy común en todo el mundo. Es súper normal ver a gente tecleando en aplicaciones en Europa y Asia, sobre todo asiáticos. No estás contra la ley, porque de esta manera no hay forma de interceder en un resultado deportivo. Sólo lo haces desde la galería», revela la fuente.
Los precios que pagan las casas de apuestas a sus «comentaristas» ascienden a 45 mil pesos chilenos por partido, poco más de 60 dólares. «Y nunca fallan, el depósito siempre llega en la fecha acordada», dice el profesional contactado.
GRAF/LRT