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Luis Rivera Talpen
En un entrenamiento de Rosario Central, en una jugada muy puntual, un joven Juan Antonio Pizzi brinca para ganar una pelota aérea. Roberto Bonano, arquero, también se lanza a pelear la pelota, y en el choque el más afectado terminó siendo el argentino nacionalizado español. Porfiado, el delantero se levantó y siguió jugando, aunque luego tuvo que abandonar por el intenso dolor. De hecho, ya en el vestuario terminó orinando sangre.
Horas más tarde, Pizzi perdió un riñón. Pero no aminoró las ganas de continuar su carrera. Pasó por México, se radicó en España y terminó siendo seleccionado de ese país. En Chile, como entrenador tomó a Santiago Morning e, incluso, lo llevó a las semifinales de un torneo. En ese club, vivió uno de sus momentos más recordados como DT, cuando dispuso del ingreso del arquero Víctor Loyola como delantero. El golero, convirtió al final del partido y el técnico terminó llorando de emoción, arriba de un auto, luego en un diálogo sincero con su ex ayudante microbusero. Nadie lo había visto así de emocionado.
En Universidad Católica, el Macanudo, como le apodaron en España, es muy recordado al ser el último técnico que ganó un título del torneo nacional con los cruzados. Pero también hay recuerdos que ese plantel de 2010 no olvida. Como las cábalas que tenía el estratega. Una de ellas era ir todos los martes, junto a su grupo de jugadores, a cenar en el mismo lugar, un restaurante del Barrio Bellavista. Esa idea comenzó desde que Colo Colo los venció y luego pasaron a ese lugar a comer… Después de esa pleito, la UC nunca más perdió, por lo que el DT decidió repetir la rutina. Y tuvo éxito.
Esa instancia ya demostraba la cercanía que tenía con el plantel. Los jugadores aún lo recuerdan y sobre todo destacan su educación para referirse a los diversos puntos de la vida de cada uno de sus pupilos. De igual modo, es catalogado como un duro, aunque siempre respetuoso.
«Fue valiente al tomar un Valencia en una posición difícil. Fue una pena su salida, pero el dueño del equipo decidió que saliera. Habíamos logrado una relación estupenda entre dirigentes y cuerpo técnico, pero debió irse. Es un entrenador muy capaz, honesto y muy directo con sus jugadores. No se da vueltas. Si piensa algo, lo dice, es claro. Y eso al final los futbolistas lo valoran mucho. Se tiene que haber ido molesto del equipo, es entendible y con muy buena educación lo tiene que haber manifestado. Eso es seguro, ojalá le vaya bien si termina firmando por Chile», comenta a El Gráfico Chile, Roberto Ayala, ex seleccionado argentino, quien como director deportivo del elenco Che pujó en 2014 para ficharlo.
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GRAF/LRT