El Gráfico Chile

Un cantante y el miss universo marcan la historia más oculta de Pizzi en Chile

Wildo, integrante de la Nueva Ola y el ex dueño de la franquicia del concurso de belleza, Eduardo Pantoja, gestionaron la llegada de Pizzi al Morning, en 2009. Este es el relato de cómo El Macanudo alguna vez aterrizó en el país.

Luis Rivera Talpen

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Juan Antonio Pizzi se vestirá este viernes con el buzo de la selección chilena. Una presentación esperada, pues la salida de Jorge Sampaoli se terminó por concretar a muy poco tiempo de que la Roja reciba a Argentina y visite a Venezuela por las Eliminatorias hacia Rusia 2018. El Macanudo, como le apodaron en España, comienza su tercer proyecto en Chile luego de ser campeón con Universidad Católica, en 2010, y conseguir, un año antes, una inesperada semifinal con el modesto Santiago Morning. Y es precisamente este club el que lo trajo al país y donde se conformó una particular y casi desconocida historia en su fichaje.

Los bohemios buscaban un técnico tras la salida de José Basualdo a Universidad de Chile. Es en ese entonces cuando aparece la figura de Wilfredo Labarca, Wildo, reconocido cantante de la Nueva Ola y representante de jugadores. El intérprete de temas como «Tu ausencia» o «Verano Azul» contactó a Pizzi en 2009 a pesar de que no había tenido mayor éxito en Colón de Santa Fe de Argentina y Universidad de San Martín de Perú. «Fue súper especial que llegara a un club como el Morning. Me llamó el (Jorge) Polo Quinteros que estaba con él, y me contó que quería dirigir. Agarré el teléfono y llamé a los gerentes para que le dieran el recado a Miguel Nasur que estaba la chance de traerlo», confiesa Wildo.

«A los poquitos días me respondieron. Pizzi viajó a reunirse con Nasur y de inmediato se arreglaron las condiciones, le ofrecieron un departamento amoblado y ya se quedó entrenando. En su primer día, miró la práctica que hacía Mauricio Pozo y aunque ni siquiera le pasaron buzo o zapatillas derrepente se metió a dar algunas instrucciones. Yo lo molestaba, le decía ‘pasaste del Camp Nou al Barrancón’, pero también tenía miedo de que las condiciones del club terminaran por no convencerlo y se devolviera», complementa el músico.

El ex gerente del Chago que gestionó la llegada de Pizzi con Wildo fue Eduardo Pantoja, quien hace un tiempo fue dueño de la franquicia del concurso de Miss Universo Chile junto a Luciano Marocchino, italiano que está casado con la modelo Marlen Olivarí y que trabajó con Donald Trump, candidato a la presidencia de Estados Unidos. El empresario inmobiliario cuenta que «Juan Antonio quería vivir una aventura, así como nosotros también apostamos al traer un técnico que no tenía mayores éxitos, siempre considerando su extraordinaria carrera como futbolista. Wildo lo ofreció y lo meditamos un tiempo. Al final conseguimos un gran proyecto y terminamos en semifinales, una gran tarea para un equipo como el Morning».

Pese al éxito, en ese club se conoce que Pizzi no tuvo una relación del todo buena con Luis Faúndez, vicepresidente de la institución. «Él ni siquiera lo conocía y no sabía que lo habíamos traído. Eso nunca le gustó», afirma una fuente ligada a los microbuseros en ese momento. Sin embargo, esa situación no deja de ser más que una anécdota pensando en el legado que aún recuerdan algunos. Mauricio Pozo, su ex ayudante y uno de los amigos que dejó en el país, recuerda cuando el estratega ayudaba con dinero al utilero o cuando logró un premio «millonario» para un plantel poco acostumbrado a eso.

«Al utilero lo ayudaba cada vez que nos pagaban. Sabía que las condiciones no eran buenas y más para un funcionario como él. Juan es una excelente persona, él luchó porque los jugadores ganaran un buen premio por llegar a esas semifinales. Habló con la dirigencia y terminaron pagándolo. Eso fue muy valorado por los futbolistas», narra Pozo, ex lateral del club y ex seleccionado nacional.

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Del monto que habla el sanvicentano, según lo averiguado, asciende a 1 millón de pesos de la época para cada jugador. El sueldo de Pizzi en ese momento llegaba a los $ 3 millones y si bien es muy lejano a lo que hoy ganará como DT de Chile, quienes lo trajeron por primera vez recuerdan a un hombre educado, muy preparado, despreocupado de las cifras económicas y fanático de hacer asados en su departamento de Avenida Kennedy en Las Condes. Hoy, entre la música, los negocios y el fútbol, quienes se atrevieron a contratarlo le desean la mayor suerte para que la Roja siga cosechando éxitos bajo su mando.

GRAF/LRT

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