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AFP-EL Gráfico Chile
El futbolista albanés Sebino Plaku denunció al club polaco Slask Wroclaw ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) por humillación y acoso, según informó la FIFPro, el sindicato mundial de futbolistas.
Plaku, de 30 años, habría sido «obligado a hacer cosas humillantes, como distribuir el periódico del club en un centro comercial, entrenar con ropa vieja o supervisar el entrenamiento de niños de siete años», describe la FIFPro en un comunicado publicado en su sitio web. «Se entrenaba a veces en solitario con una cámara sobre él para comprobar que no se relajaba en una jornada de quince horas», añadió.
La incómoda situación que vivió el futbolista albanés se originó cuando en 2014 se negó a rebajar su sueldo de 14.000 a 5.000 euros y ahí comenzó su calvario. Jornadas diarias de 15 horas de entrenamiento, un GPS para seguirlo en sus días libres y prohibición de engordar un kilo, fueron algunos de los tratos que recibió por no aceptar las condiciones que le propuso el club. Además, no aceptaron la propuesta que les hizo de recortarse el sueldo en 25 por ciento o ser enviado a préstamo.
«Hicieron todo lo posible por destrozarme mentalmente y casi lo consiguen. En dos ocasiones pensé en dejar el fútbol: una vez fue cuando mi mujer, que estaba embarazada, me preguntó: ‘Sebo, ¿por qué haces esto?’ Le dije que lo hacía por ella y por el bebé que estábamos esperando», señaló Plaku en entrevista con FIFPro sobre el calvario que vivió por más de cinco meses en el Slask Wroclaw.
«Cuando le dieron unos días libres en Navidad, recibió instrucciones de llevar un localizador GPS para demostrar que entrenaba todos los días, y le ordenaron no engordar un solo kilo», agrega el sindicato mundial de futbolistas en su sitio web de la situación que vivió el albanés en Polonia -país donde se pretende terminar con el abuso laboral e intimidación en futbolistas- y que lo llevó a recurrir al TAS.
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En tanto, desde el Slask Wroclaw respondieron a la acusación y el portavoz, Krzysztof Swierszcz, dijo a AFP que «no comentamos por ahora este asunto y esperamos el veredicto del tribunal. En lo que se refiere a las acusaciones sobre «entrenamientos asesinos» (expresión del entorno del jugador) no creemos que fueran «asesinos». Se trataba de entrenamientos habituales en jugadores profesionales».
Finalmente, tras los meses de infierno que vivió el albanés, la Federación polaca de fútbol terminó su contrato «sin atribuir culpa al club», según dice la FIFPro, luego que el jugador se negara a pagar multas por 40.000 euros, impuestas por haber llegado tarde a entrenar o asistir a un juzgado en lo social para remediar su problema.
«En consecuencia, no recibió ninguna indemnización. El club alegó que el jugador ya no alcanzaba el nivel necesario para continuar en el primer equipo (…) Si gana el caso, podría solicitar indemnización, ya que el club se ahorró 200.000 euros con el incumplimiento de su contrato», sentencia el sindicato de futbolistas en su sitio web.
GRAF/GP