PUBLICIDAD
0 of 6
Por Diego Espinoza Chacoff
El delantero de Universidad de Chile, Gustavo Canales, no ha podido tener la regularidad que el técnico Sebastián Beccacece quisiera para su equipo. El resentimiento de su lesión en el pie izquierdo lo tuvo fuera de las canchas en el inicio del complicado torneo de Clausura 2016 que ha tenido que enfrentar la U de la mano de su nuevo entrenador.
Pese a que el registro de sus partidos indica que ha jugado siete duelos del campeonato nacional, el Mágico sólo ha podido actuar en los últimos con dos como titular debido a la molestia que le produce el recrudecimiento de su lesión que lo tuvo por varios meses fuera de la cancha a fin del segundo semestre del 2015.
«El equipo descansa en él, le da profundidad, tiene presencia en el área, presiona arriba y está muy comprometido con el proyecto», contó Beccacece en la previa del último duelo de los azules frente a Unión Española donde también confesó que el jugador debía infiltrarse para poder disputar los 90 minutos de los últimos dos encuentros de la U.
Un método que Canales debería repetir para el lance de este fin de semana ante Universidad de Concepción dado que el jugador aún siente un dolor que le permite entrenar diferenciado de sus compañeros día a día en el Centro Deportivo Azul pero que, según especialistas, podría ser perjudicial para el resto de su carrera, si se sigue dando, o incluso cortarla de raíz.
En ese sentido, el médico deportólogo de la Clínica Alemana, Gonzalo Fernández, explicó a El Gráfico Chile las consecuencias que podría traer la constante aplicación de infiltraciones en un jugador y advirtió que si se sigue usando ese método, la lesión podría volverse crónica.
PUBLICIDAD
«La infiltración analgésica es un mecanismo de ‘rescate’ cuando uno requiere que un deportista esté en un determinado evento y es muy necesario. Lo ideal es ocuparlo lo menos posible porque todas pueden tener efectos en el mismo tejido, lesiones de los tendones, lesión de la parte blanda y al final, al ocuparla muy seguido, uno no respeta los tiempos de recuperación y eso provoca que la patología sea crónica o acorte lo que le queda de carrera», argumentó Fernández.
«Gustavo no ha tenido continuidad por las lesiones pero él nos ayuda mucho. Ha sido fundamental cuando ha jugado y ojalá pueda seguir jugando y saliendo de la lesión que tiene», añadió su compañero de equipo, Gonzalo Jara, en conferencia de prensa.
En sus siete compromisos disputados, el ariete de 33 años sólo ha jugado 351 minutos en los que ha podido marcar tres tantos. Uno en la goleada 8-1 a O’Higgins, otro en el empate 1-1 con San Luis de Quillota y uno en la victoria 4-1 sobre Cobresal donde fue figura del encuentro.
¿Podrá el Mágico volver a retomar su nivel goleador en la U?
GRAF/DE