El Gráfico Chile

Hípica y fútbol: la íntima relación de dos deportes que tomaron caminos distintos

Ambas actividades han tenido el arraigo popular desde sus inicios, compartiendo la misma pasión. Sin embargo, se fueron diferenciando por un cambio cultural marcado por las barras bravas.

Javier Rios R.

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Hipódromos llenos de gente, sin violencia, con asados durante todo el día mientras los niños juegan libres en las tribunas, un panorama habitual para los grandes clásicos de la hípica nacional, que contrastan con las imágenes de los estadios de fútbol local.

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Ambiente envidiado, pero que muchas veces fue compartido. Es que la relación entre los amantes del turf y los hinchas del balompié estuvo íntimamente ligado desde siempre: así se puede ver jugadores, técnicos y hasta árbitros disfrutando las jornadas en los distintos recintos hípicos.

Mientras Arturo Vidal y Roberto Gutiérrez han confesado que prefieren ver alguna carrera que mirar un partido, en las mismas pistas nacionales los colores hacen recordar a los equipos de la Primera División.

El Haras Dadinco, que luce una vistosa franja azul en el pecho, presenta habitualmente caballos con nombres como «Furia Cruzada», «Campeón Cruzado» o «Cruzado del Tablón»; compitiendo con caballos vestidos con los colores de la Universidad de Chile, como los que representaban a las viejas glorias azules, Cristián Castañeda y Luis Musrri.

El ex lateral derecho mundialista recuerda con nostalgia los días en que con sus amigos disfrutaron de las carreras como propietarios del stud «Scooby Doo»: «Siempre lo identificamos con la U. Incluso le pusimos una estrella azul a la chaquetilla y llevamos a otros compañeros como Miguel Ponce, incluso después nos asociaciamos con Carlos Heller para competir», rememora.

Castañeda, que hace poco terminó su experiencia como ayudante técnico en Coquimbo Unido, plantea que las barras bravas son las que diferencian a una actividad con la otra: «Las hinchadas no tienen el efecto que deben lograr. Por ejemplo, mi hijo quiere ir al Superclásico y no va a poder hacerlo. La hípica es más tranquila, un agrado, para disfrutar, donde te puedes comer un asado. Yo llevo a mi hijo desde chico y son lugares conocidos», cuenta explicando el cambio deportivo.

Mientras los studs Oro y Cielo, Botafogo o Xeneixe muestran el fanatismo de sus dueños, algunos caballos como «Azul Campeón», «Filippo Inzaghi» o «Inter de Milán», abundan en los programas que los fanáticos hípicos habitualmente ven en las jornadas.

Históricos del ’98 como Cristián Mora, Pedro González, Ronald Fuentes; otros ex azules como Rafael Olarra, Alex Von Schwedler o jugadores que han brillado en canchas nacionales como Leonardo Monje, Michael Ríos, Mario Salgado, José Luis Cabión, o los históricos Luis Mena y Miguel Ángel Neira todos tienen un lugar en las tribunas y han declarado su amor por la hípica, el lugar donde los hinchas se pasan el día alentando sin problemas.

GRAF/JR

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